lunes, 27 de febrero de 2017

La tarea de la paz, por aquí podrán pasar

En un mundo tan convulsionado como en el que vivimos en la actualidad, que va desde una situación país confusa a partir de varios puntos de vista, como lo social, económico y político, hasta una guerra santa que no se le ve fin inmediato y que genera una movilización abismal de ciudadanos que migran a otros países para salvar sus vidas de extremistas religiosos y en general, la vulneración a los Derechos Humanos, es indispensable y urgente tomar acciones para mejorar la calidad de vida de todos los que habitamos este planeta. 

Muchas situaciones reprochables se repiten por doquier día a día, son tan cotidianas que se vuelven normales de tanto repetirse, pero es allí donde justamente debemos detenernos, no solamente a pensar o generar diagnósticos sino también a proponer soluciones viables según el contexto de cada país.
Deseo llamar la atención de todo aquel que lea este ensayo para motivar a ese cambio que tanto queremos pero pocos trabajamos por él, aclarando conceptos y características asociados a la cultura de paz. Trabajar por la paz no debe tener fin, es infinita, continua, evoluciona con el pasar de los años y muta con las realidades que vive cada país. Es un tema complejo con muchas aristas que exige compromiso ciudadano.
Fortalecer el tema de cultura de paz debe ir más allá de las instituciones educativas asociadas a la UNESCO, escuelas en zonas de frontera, entre otros. Estos conceptos deben ser promovidos en todos los ámbitos posibles, desde nuestras familias, vecinos, comunidad, ciudad, provincia, país, promoviendo la creación de herramientas didácticas para aquellas personas que están desinformadas en cuanto a este tema tan importante, de ese modo, avanzar en materia de paz. 
Recordad que la educación de calidad ayuda a promover inclusión para todos. Una persona que tiene conocimientos es menos vulnerable que una que no sabe nada.
Son diversos los conceptos asociados a la cultura de paz, sin embargo, popularmente se relacionan la desaparición de guerras y la sumisión a la quietud, como si se tratara de rendirse ante lo imposible o inalcanzable, como si dependiera de alguien más y no de nosotros mismos lograr un mundo mejor, donde se pueda vivir en condiciones favorables.
De hecho, La Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz de las Naciones Unidas (1999) expresa lo siguiente:
“Recordando que en la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura se declara que “puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”. Reconociendo que la paz no sólo es la ausencia de conflictos, sino que también requiere un proceso positivo, dinámico y participativo en que se promueva el diálogo y se solucionen los conflictos en un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos” (p.2).
También hay percepciones que podemos mancomunar, para complementar ideas, las cuales son: Libertad, respeto, humanidad, igualdad, desarrollo, seguridad, responsabilidad social, cultura ciudadana, deberes, derechos y la educación, que ya mencioné en la introducción. La concepción de estas ideas compactadas en una sola fortalece la cultura de paz como un gran músculo de acción social y motiva el respeto de los Derechos Humanos.


Definamos las siguientes palabras para comprender de qué tratan y con qué están relacionadas.
Libertad: Facultad y derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad.
Respeto: Consideración con que se trata a una persona por alguna cualidad, situación o circunstancia que las determina y que lleva a acatar lo que dice para no causarle ofensa o perjuicio.
Humanidad: Capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas.
Igualdad: Condición de tener una misma naturaleza, cantidad, calidad, valor, o de compartir alguna cualidad o característica.
Desarrollo: Mejora cualitativa y durable de una economía y de su funcionamiento. Hacer pasar una cosa del orden físico, intelectual o moral por una serie de estados sucesivos, cada uno de ellos más perfecto más complejo que el anterior.
Seguridad: Ausencia de peligro o riesgo. Sensación de total confianza que se tiene en algo o alguien.
Responsabilidad social: Se refiere a la carga, compromiso u obligación, de los miembros de una sociedad ya sea como individuos o como miembros de algún grupo, tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto.
Cultura ciudadana: Se define como el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos” (Alcaldía de Bogotá, 1995)
Deberes: Obligaciones morales, económicas, sociales o políticas.
Derechos: Conjunto de normas que regulan la convivencia social y permiten resolver los conflictos jurídicos.
Educación: Transmisión de conocimientos a una persona para que esta adquiera una determinada formación; Formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen.

En cuanto a las características que posee la cultura de paz, encontramos que son conceptos aprendidos, tiene que ver con la sociedad; son percepciones que se transmiten entre los seres humanos; se basa en ideales que se relacionan con realidades; es dinámica porque lleva a una constante transformación o la hacen posible; lleva a la integración porque hace que las personas se incorporen a ella para formar parte de la misma; es universal ya que se refiere a todos los países, a todos los tiempos, a todas las personas o cosas, porque todo debe importar, todo se relaciona; se debe fundamentar en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la historia de los acontecimientos, artículos que la conforman y partes de este tratado, los tipos de derechos, su práctica, las violaciones. La paz está estrechamente relacionada con la democracia, porque sin democracia no se puede defender la soberanía de los pueblos, por lo tanto, un país sin libertad no puede tener equilibrio, no puede tener paz.
Concluyo que educar continua y permanentemente para la paz y la interculturalidad es, sin duda alguna, en lo que debemos enfocarnos como ciudadanos, cada quien desde su ámbito profesional con proyección a la sociedad, a todos los seres humanos, donde quiera que se encuentren para visibilizar el deber ser.
Si bien es cierto que tenemos diferencias en fenotipos, genotipos, culturas, geografías, idiomas, costumbres, políticas y pensamientos, también es cierto que nos une la universalidad de ser humanos con la característica inherente de tener sentimientos y cerebros que piensan.
KAM

Los invito a compartir en sus redes sociales reflexiones sobre la cultura de paz, empleando las etiquetas #CulturadePaz #DDHHFrontera #CPIProgDDHH y en twitter mencionando a @ProgramaDDHH

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