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Por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Radio Democracia de Ipys Venezuela busca crear comunidad de contenidos sonoros

Radio Democracia de Ipys Venezuela lanzó microsite de podcast realizados por periodistas

Por: Karla Ávila Morillo

El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela) tuvo la iniciativa de desarrollar y publicar en un microsite una serie de historias sonoras centradas en temas locales del país situadas en los estados Apure, Bolívar, Falcón, Guárico, Mérida, Táchira y Zulia. Son 10 los podcasts de Radio Democracia que plasman las historias de personas y comunidades de Venezuela que han vivido, en carne propia, el auge de aquella nación pujante y la decadencia generada por la crisis extendida que atraviesa el país.

Estas historias hiperlocales mostradas en contenidos sonoros, llevarán a las personas a escuchar las dificultades que padecen los pacientes con cáncer en el estado Guárico; oír el suplicio de una mujer indígena que busca ser atendida en medio de su parto; escuchar los relatos de aquellos, quienes intentan migrar forzosamente del país, se quedaron en la frontera del estado Táchira con Colombia; conocer, de voz de las propias víctimas, cómo la justicia venezolana promovió la violación de derechos humanos de jóvenes inocentes, quienes fueron detenidos, torturados y sentenciados a pagar una condena que no les correspondía. Así como algunos relatos históricos testimoniales, que se suman como extraordinarios contenidos sonoros referidos desde los estados Apure, Bolívar, Falcón, Táchira y Zulia.



Ocho de los podcasts de “Radio Democracia” son el resultado del perseverante compromiso de un grupo de periodistas que fueron seleccionados por su valiosa trayectoria profesional para ofrecerles capacitación a través de mentorías. Los licenciados en comunicación social Pedro Izzo, Javier Moreno, Ángel Escalante, Mariana Duque, Williams Navarro, Edwin Urdaneta, Karla Ávila Morillo y María Fernanda Rodríguez estuvieron bajo la tutela de Pedro García Otero, con la participación de destacados periodistas como María Isabel Párraga, César Miguel Rondón, Floralicia Anzola, Emilio Recanatini Méndez, Luis Daniel Luengo y Mariana Zúñiga, quienes han fueron parte de talleres, master classes y competencias académicas.





PODCAST 1

CÁNCER EN VENEZUELA: PEREGRINAR PARA VIVIR



En este episodio el periodista Pedro Izzo narra las dificultades de pacientes con cáncer en Venezuela, un país en crisis y con un precario sistema público oncológico que en 2021 registró más de 30 mil muertes por esta enfermedad, según cifras de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV).



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/cancer-en-venezuela/

PODCAST 2

CAMINÓ SIETE HORAS Y MURIÓ PARIENDO



Esta crónica sonora producida por el periodista Javier Moreno, narra la travesía de una mujer indígena de la comunidad Pumé en el estado Apure, cuando se encontraba en trabajo de parto.



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/camino-siete-horas-y-murio-pariendo/ 

PODCAST 3

DISTINTOS Y DISTANTES



En este podcast el periodista Ángel Escalante cuenta la historia de varios de los venezolanos, quienes, buscando nuevos horizontes, decidieron quedarse en la frontera del estado Táchira con Colombia y ser migrantes pendulares, quienes, a pesar de seguir en Venezuela, no dejan de sentirse distintos y distantes.



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/distintos-y-distantes/  

PODCAST 4

SAN JOSECITO, OASIS PARA MIGRANTES



La periodista Mariana Duque cuenta la historia de lo que ocurre en la iglesia San José Obrero, en San Josecito, municipio Torbes del estado Táchira, que desde el año 2019 se ha convertido en un centro de atención de migrantes forzados, bajo la dirección del padre Gustavo Alvarado, quien se ha preocupado en “ayudar a los más pobres entre los pobres”.



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/san-josecito-oasis-para-migrantes/

PODCAST 5 

EL YACIMIENTO OLVIDADO DE LOS CUMARÍ



Esta narración del periodista Williams Navarro relata la inacción de las instituciones públicas ante los restos arqueológicos de una comunidad indígena aborigen que se desvanecen entre la desmemoria y la indiferencia.



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/el-yacimiento-olvidado-de-los-cumari/

PODCAST 6

PUERTO PÁEZ: FRONTERA, VIOLENCIA Y OLVIDO


El equipo de El Pitazo nos narra la historia en la que proyectos ecológicos abandonados, inundaciones anuales, producción agrícola estancada e inseguridad son las características de la otrora pujante zona comercial de Puerto Páez en la parroquia Codazzi del estado Apure.




Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/puerto-paez-frontera-violencia-y-olvido/

PODCAST 7

EN BOBURES HASTA SAN BENITO ESTÁ TRISTE



Esta historia es publicada en alianza con El Pitazo a través de su podcast “Pueblos Olvidados”, contenido sonoro del periodista Edwin Urdaneta que retrata a las localidades que hace tiempo atrás recibieron promesas de las autoridades y ahora solo viven en el olvido y la negligencia gubernamental.



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/en-bobures-hasta-san-benito-esta-triste/

PODCAST 8

CIMIENTOS DE GUAYANA: PIONEROS DE UNA CIUDAD



Esta serie compuesta por 10 microprogramas cuenta el apasionante proceso de construcción de la primera ciudad planificada de Venezuela, Ciudad Guayana. La corresponsal en el estado Bolívar de quepasaenvenezuela.org, la periodista Karla Ávila Morillo relata, a partir de varias de las voces que fueron testigos de ese crecimiento, cómo el trabajo en equipo, la explotación de minerales y la unión de diferentes profesionales y migrantes levantó esta gran ciudad del oriente venezolano. Este trabajo contó con la asistencia de producción y edición de Gabriel Ávila, voz de la misma Karla Ávila Morillo junto a Miguel Durán y con la colaboración en la edición de Gustavo Ponne.



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/cimientos-de-guayana-pioneros-de-una-ciudad/

PODCAST 9

CASOS “GUARIMBA”: PATRONES DE UNA INJUSTICIA



Esta historia de la periodista María Fernanda Rodríguez cuenta cómo cinco jóvenes fueron detenidos y acusados en Mérida por el asesinato de personas durante las protestas sociales de 2014 y 2017. Cada uno de ellos pasó entre cuatro y más de seis años en prisión siendo inocentes. En la cárcel fueron víctimas de torturas físicas y psicológicas, tratos inhumanos y de la corrupción e imparcialidad del sistema de justicia venezolano. Sus casos eran llamados por los propios funcionarios judiciales como Casos “Guarimba”.



Puede escucharlo aquí:

https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/casos-guarimba-patrones-de-una-injusticia/



PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN PARA CONOCER HISTORIAS LOCALES

El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela) es una organización sin fines de lucro conformada por periodistas con tres ejes de acción: periodismo de investigación, libertad de prensa y acceso a la información. 

Radio Democracia Podcast está bajo la Dirección Ejecutiva del IPYS Venezuela, Marianela Balbi; Productor General de las historias, Pedro García Otero; Coordinador del proyecto y asistente de producción, Yhoger Contreras; Planificación y Gestión de Proyectos, Carolina Carrera; Formadores del programa, María Isabel Párraga y Pedro García Otero.

Como consultor académico, Eduardo Olmos; Coordinación de Comunicación, Aura Elena García, Diseño y visualizaciones, Camila Agelvis; Desarrollo y soporte Web, Francisco Colmenares; Redes y campaña, Carlos Carreño y Kira Al Assad.

Desde su lanzamiento oficial, en febrero de 2022, el programa “Radio Democracia” https://ipysvenezuela.org/radiodemocracia/ ha fortalecido la capacitación en contenidos sonoros ante la presencia de los desiertos informativos en Venezuela y ante el hecho de que la radio fue mencionada como uno de los medios más usados para informarse en el territorio nacional, motivo por el cual se espera que crezca la comunidad de productores de podcast periodísticos en el país y de esa forma vencer dichos desiertos informativos.

lunes, 31 de octubre de 2022

Gallardía: Las balas que no nos mataron

LAS BALAS QUE NO NOS MATARON

Por: Karla Ávila Morillo

Dice mi psicólogo que, si tuviera que escribir un libro de mi vida se llamaría “Gallardía y resiliencia”, el cual sería un fiel reflejo de “Seguir en pie a pesar de”, una historia agridulce de un viaje en la montaña rusa de emociones que por momentos me derrumbaron, pero luego siempre me hicieron una mujer más fuerte.

Por otra parte, dos colegas periodistas me dijeron: “Has pasado tantas cosas que tienes unas historias dignas de contar”, todos estos comentarios me han impulsado a dejar de narrar testimonios ajenos para relatar parte de mí y de Venezuela.

La semana pasada, por ejemplo, cayó cerca a los pies de mi mamá una bala perdida, que no la hirió e indudablemente no la mató, pero nos hizo reflexionar sobre las vicisitudes a las cuales hemos sobrevivido.

Balas


Escritura como ejercicio terapéutico

Es curioso que, sin ser psicólogo ni psiquiatra, y por supuesto que no pretendo serlo, simplemente me dedico a comunicar ideas, testimonios, noticias, reflexiones, pues es un denominador común que cuando converso con alguien, esas personas conciben un alivio, se sienten atendidas sin ser juzgadas, me refiero a esa escucha activa que le permite a uno concentrarse en lo que dice el otro.

Decía una profesora de castellano del colegio: “Más que oír, hay que escuchar”, esa frase, aunque siendo adolescentes nos causaba gracia sobre todo por la entonación que ella le daba, sin querer la dejó tatuada en muchos de nosotros sus alumnos, quienes hoy, después de treinta años la entendemos de una manera muy profunda.

En primer lugar, el asunto de la escucha activa como proceso de metacomunicación, tal vez para algunos sea incomprensible o les suene como un trabalenguas, pero para mí que soy una PAS (Persona Altamente Sensible) adquiere un significado potente a la hora de ejercer mi profesión, porque voy percibiendo un desglose de movimientos corporales, gestos, palabras, sentimientos, emociones y mensajes que me hacen comprender de un modo muy detallado a esa persona que me está contando parte importante de sus vivencias.

Sin embargo, hoy este ejercicio es conmigo misma, por eso mientras escribo, lloro, no de tristeza sino conmovida porque por primera vez en la vida estoy teniendo compasión conmigo misma. Hoy me estoy escuchando a mí, mis historias, mis anécdotas, mis fracasos y triunfos.

Lo que me dio Venezuela

Mi país me ha dado de todo, con eso me refiero a que he vivido experiencias increíblemente emocionantes tanto para bien como para mal, pero todas han forjado lo que hoy soy.

Ahí nací, en mi Caracas preciosa con mi Ávila amado, ese que cuando lo observo me llena el alma de plenitud, la capital de Venezuela donde siempre pasaba mis vacaciones antes de volver cada septiembre al interior de la selva que se transformó en industrias.

Indudablemente no puedo definir a nuestro país como bueno o malo porque eso sencillamente no es posible para mí, hubo épocas mejores que otras, tuve amigos como hermanos que ya no lo son, confiaba ciegamente en ciertas instituciones y gremios, pero hoy ha cambiado mi forma de analizarlo. Creo que a todo esto le llaman madurar.

Pero ¿Cómo madurar con tanto duelo demorado?, vemos en redes sociales batallas campales por sucesos que pasaron hace más de 50 años, un apego a la nostalgia de la Venezuela de antes, esa que no volverá, esa que cambió, nos tiene soñando y accionando para que las cosas mejoren, aunque sepamos que no depende de una sola persona.

En apariencia, sonreímos, seguimos adelante, porque según el absurdo pensamiento colectivo, los venezolanos todo lo podemos y somos el país más feliz del mundo, pero cuando hurgas en cada persona y su historia particular, te consigues con que hay mucho dolor porque lo que hemos vivido cada uno de nosotros durante los últimos veinte años no ha sido el mar de la felicidad.

Mirar atrás y poder decir “Sí pude”

Por supuesto que pude, pero a qué costo…

Perder a mi padre en un accidente aéreo que nunca esclarecieron; ver morir a mis familiares más cercanos porque el régimen los catalogó como personas de cuarta categoría por pensar distinto y tener criterio propio; que mis hermanos de vida me dieran la espalda por defender derechos humanos y por respetar a las personas LGBTI, es decir, que me irrespeten por querer respetar a los demás, ver esos chats donde se referían a mí con toda clase de insultos y palabras denigrantes hacia mi persona, solo por ser distinta a ellos; estar dentro del ámbito de la defensa de los derechos humanos y escuchar que te digan cara a cara “tú no sirves para esto”, junto a las burlas por no ser lo que esperaban; el descubrir que mi hijo es autista nivel 1 (lo que antes llamaban Asperger) después de dieciocho años de su nacimiento y darme cuenta que yo también tenía la condición más de treinta años después.

No, no soy la víctima, que no me victimice nadie y mucho menos que me estén viendo con lástima, tampoco soy un fenómeno, simplemente estuve muy presente en lo que me tocó vivir y aunque dolió, lo asumí con gallardía y con la visión de creer más en mí y lo que hago porque lo concibo con pasión, amor y observando cada arista de lo que se presenta ante mi humanidad.

Aprendí… Aprendí tan bien que hoy en día puedo interpelar a aquellos que me enseñaron a ser como soy.

Todas estas incidencias personales vienen a ser esas balas que no nos han matado; cada paso dado, cada meta lograda, es lo que me hace recrear en mi mente alguna escena con Trinity (La Santísima Trinidad), Neo (El Mesías) y Morfeo (La Conciencia) en The Matrix; son momentos, hechos, cosas, que en mi sofisticado cerebro que funciona distinto a los “normales”, es simplemente un eterno aprendizaje de lecciones y de fortalecer mis capacidades, a mi ritmo, observando cada avance.

Sin dudarlo lo expreso, el confinamiento durante la época de pandemia derrumbó las cenizas de esa otra yo, y como Ave Fénix, salió de mi otra persona, nueva calidez, otra ser humana que está bajo la piel que habito, una mujer que se auto reconoce como lo que es: mente, cuerpo y espíritu; alma, vida y corazón.

Las personas como yo no buscamos la aceptación de nadie, no queremos ser percibidos como una mal necesario ni mucho menos como regalos del cielo; yo quiero vivir y seguir avanzando en mis metas sin más barreras que no nos permitan desarrollarnos en lo que nos guste hacer.

Metáfora de la Venezuela de las balas perdidas

Mi hermosa Venezuela, mi país, la nación que llevo arraigada en el alma, aquella donde hemos vivido tantos acontecimientos no tan buenos los últimos veintitrés años de desgobierno, pero aun así seguimos de pie y no lo digo para romantizar nuestras desgracias sino porque a pesar de todo, hay que seguir viviendo, porque los venezolanos nos cansamos de promesas incumplidas, de frases de marketing político y bailoterapias tricolores. Por eso muchos decidimos sobrevivir a todo y comenzar a vivir desde nuestras posibilidades.

Constantemente por efectos relacionados con mi profesión, monitoreo la situación dentro y fuera del país, hago seguimiento a venezolanos que se quedaron aquí y los que siguen migrando forzosamente a otras latitudes.

En ese ir y venir en redes sociales, me detuve en el video de una colega que documentó la violencia armada de una zona popular de la capital, en el audiovisual se puede observar a la periodista cenando en el suelo de su apartamento mientras cerca de su vivienda se escucha el telón de fondo de un aguacero de balas.

Indudablemente y gracias a no sabemos quién o qué; algunos dirán que protección divina, otros dirán que no le tocaba o que fue prudente al tirarse al suelo, pues gracias a lo que sea en lo que cada quien crea, ella no murió por ninguna bala perdida, ella no sufrió el daño colateral de morir por un proyectil que no tenía su nombre, sin embargo, veintitrés personas no corrieron con la misma “suerte” y de esa veintena solamente cuatro cadáveres fueron identificados como presuntos delincuentes, de resto eran funcionarios y civiles que no pudieron huir de la zozobra de los daños letales de un plomo que en su rumbo cambia de ruta y de protagonista.

No olvidemos que para el año 2015 en el informe sobre fallecimientos y heridos por balas perdidas en Latinoamérica, elaborado por el Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe, se dijo que Venezuela figuraba en el segundo lugar en cuanto a los decesos por balas perdidas en Latinoamérica.

Lo cierto es que las pocas o tal vez muchas probabilidades de morir por una bala perdida en Venezuela, no nos quitan las ganas de seguir adelante, nos asustan pero no nos roban valentía; es que obviamente ni vamos bien, ni Venezuela mejoró, ni mucho menos perdemos por cansarnos de lo mismo, al contrario, es precisamente ese agotamiento lo que nos ha hecho mantenernos con firmeza intentando lograr nuestras metas personales y ahora nos enfocamos casi exclusivamente en el futuro inmediato, en el día a día, en alimentarnos y no enfermarnos para no pasar más calamidades.

A pesar de todo lo vivido, aquí nos está pasando algo similar a lo relatado en el guión de la extraordinaria película “La vida es bella” de Roberto Benigni, en Venezuela nos encontramos devastados por la dura realidad, pero no dejamos que se nos note mucho para evitar sufrir nosotros mismos y que tampoco sufra el prójimo más de la cuenta.

En mi caso no me paralizo eternamente a ver esas balas que no nos mataron tiradas en el piso, tengo algunas en mi mano mientras pienso lo que estoy escribiendo ahora, justamente esas dos que no mataron a mi mamá; la realidad es que el sol sigue saliendo todos los días de la vida de cualquiera, aunque lluevan las balas por doquier, las flores siguen naciendo aun cuando a su lado yacen proyectiles.

Esa colega de quien les hablé acaba de tener un bebé hermoso que no solo fue deseado, sino que es bien recibido y amado; las parejas se siguen amando y algunas hasta se casan; microempresarios con muchísimo esfuerzo emprenden; otros más temerarios se gastan los ahorros de un año en ese concierto que siempre soñaron ir, aunque no se sepa con transparencia quién propicia estos eventos que traen a Venezuela.

Estoy segura que en muchos de nosotros prevalece el amor propio, el afecto por el país y por el prójimo, es ese el brío que mueve a algunos venezolanos a seguir adelante con valentía, lo que nos convierte en una suerte de oda a la perseverancia con momentos de desesperanza y mucho dolor, pero que al final decidimos cada uno de nosotros dar ese paso hacia pequeños avances personales, que aprovecho para decir claramente que no es mi intención que mi argumento sea percibido como la romantización de las catástrofes sociales del país, sino como el dejar de sufrir por todo lo que queramos lograr. No creo que sea del todo sano tener que sufrir para lograr metas, al contrario, la planificación, el procesar la realidad tal y como es, el establecer prioridades es lo que nos pudiera mantener de pie.

domingo, 16 de enero de 2022

Desde Colombia Gosman Saldivia rinde homenaje al maestro Jesús Soto

Gosman Saldivia rinde homenaje al maestro Jesús Soto 

Por: Karla Ávila Morillo / Bolívar 

El venezolano Gosman Saldivia, rescatista, experto en seguridad y salud laboral, manejador de emergencias, especialista en el área de búsqueda y rescate en estructuras colapsadas, trabajos en altura y espacios confinados, dedicado también al arte y diseño grafico por su sensibilidad desarrollada al realizar trabajos humanitarios, rindió homenaje al maestro Jesús Rafael Soto, padre y uno de los grandes exponentes del arte cinético o arte del movimiento junto a Carlos Cruz-Diez y Alejandro Otero en Venezuela. Jesús Soto, nació y creció en Ciudad Bolívar, estado Bolívar, para luego abrirse camino hacia su profesión al trasladarse a Caracas y después dar rienda suelta a su creatividad en París, donde en 1955 presentó una fascinante exhibición llamada “Le Mouvement” junto a quienes hoy en día, al igual que él son considerados grandes artistas como Alexander Calder, Marcel Duchamp, Victor Vasarely, Jean Tinguely, Yaacov Agam y Pol Bury. 




En los años 70 destacó con su obra maestra “Los penetrables”, en la que los asistentes podían interactuar con la pieza y entrar en contacto directo con la obra para experimentar el despertar de los sentidos. Tiempo más tarde durante la misma década creó junto al arquitecto Carlos Raúl Villanueva el Museo de Arte Moderno Jesús Soto en Ciudad Bolívar, donde a duras penas, aún existe y se puede admirar la famosa “Esfera de Japón” que simula un sol naciente, lo que en el país Nipón representa la prosperidad, abundancia y alegría. Algunas personas le atribuyen la virtud de iluminar la oscuridad del mundo entero. 

Jesús Soto según Gosman Saldivia
Jesús Soto según Gosman Saldivia



Para Gosman, el maestro Soto es un gran motivo de inspiración, tanto que lo ha iluminado a realizar un humilde, sincero y especial homenaje en una composición que evoca el rostro del artista bolivarense, además aprovecha la oportunidad para invitar a visitar su blog http://gosmansaldivia.blogspot.com donde comparte más de sus coloridas creaciones, igualmente en su instagram @gosmansaldivia

Comenta emotivamente desde el exilio: “Sus obras se encuentran esparcidas por la faz de la tierra, las más conocidas son Los Penetrables, que invitan al espectador a la inmersión óptica y física en un ambiente de cuarta dimensión, por eso hoy siempre te honro maestro”. Si bien es cierto que muchos de los grandes artistas plásticos venezolanos fallecieron o se encuentran fuera del país y que lamentablemente pareciera que la cultura y el arte no tienen el mismo valor que antes en Venezuela, la verdad es que queda un gran legado de quienes ya no están físicamente pero vivirán por siempre a través de sus obras, de ahí la importancia de difundir los conocimientos e ideas de estos artistas gracias al desarrollo de sus facultades intelectuales expresados a través de su arte.