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domingo, 30 de abril de 2017

Problemas ambientales en la frontera venezolana

¿Cuáles son los principales problemas, en materia ambiental, a los que hace frente la población de la frontera venezolana?

Existen varios problemas en materia ambiental en la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela. La geografía limítrofe con Brasil tampoco escapa de dichas dificultades que deterioran la flora, fauna y calidad de vida de los venezolanos y extranjeros.

·         Minería ilegal
En este ámbito podemos volver a temas que ya tocamos en módulos pasados, como la interculturalidad, ya que no solamente daña los ecosistemas sino que arrasa con culturas para imponer violencia, caos y disputas entre mafias por el control de las minas, como lo reseña este artículo de la AFP.

La propia colega periodista, Valentina Quintero comenta: “Solamente el Gobierno venezolano puede acabar con la minería en Canaima, porque ese es un asunto que está controlado por los militares en Venezuela y solamente ellos son los responsables de lo que está ocurriendo”. Ella que muy bien conoce la geografía venezolana, tomó la batuta al hablar sobre este problema que está acabando con la naturaleza.

El problema es tan grave que los indígenas de esas zonas están dejando sus costumbres ancestrales por dedicarse a la minería, algunos son obligados, pero otros por iniciativa propia y querer mejorar sus condiciones económicas, toman la decisión de explotar las tierras para obtener oro.

Al mismo tiempo ciudadanos, de distintos ámbitos políticos, sociales y ambientales han propuesto recolectar firmas para evitar activar el proyecto del Arco Minero que impactará negativamente en el cambio climático del planeta y en la vida de indígenas venezolanos. El Correo del Caroní reseña la lucha por la defensa del arco de vida del Orinoco.

·         Extracción de flora y fauna de Parques Nacionales para ventas ilegales
Orquídeas, musgo, bromelias, loros, guacamayas, tucanes, cunaguaros, monos, culebras. Es un delito comercializar con ellos, no por nada esta es la mayor práctica ilegal a nivel mundial, da dinero a quienes la practican pero dañan los ecosistemas. Me pregunto ¿A qué se van a dedicar estos inescrupulosos el día que el planeta tierra esté desolado?
La venta ilegal de animales en Venezuela se ubica en el tercer puesto, luego del tráfico de armas y tráfico de personas. Un problema que desequilibra el ambiente, rompiendo con los ecosistemas y la biodiversidad del país. Es decir, que si usted viajaba a Canaima para ver a los tucanes en su habitad natural, cuando vuelva en los próximos años, ya no los encontrará allí.

·         Desarrollo del ecoturismo para consumo masivo
Las bellezas naturales venezolanas de esta tierra milenaria, parque naturales nacionales, están en peligro debido a la masificación del turismo. Lo mismo sucede en otros sitios del mundo, como pasa con el desgaste de las piedras en Machu Picchu, las pirámides de Egipto, entre otros. Se pierde la conciencia colectiva por una inadecuada educación ambiental.

Otro grupo de cuidado son los Rustiqueros citadinos abren caminos no autorizados con sus camionetas 4x4 ignorando que además de correr peligro, dañan los suelos de zonas tan frágiles que pasarán miles de años para que se puedan regenerar. Sin embargo, hay que decirlo, no todos los dueños de vehículos de alta tracción cometen estas faltas contra el ambiente, por lo cual han agrupado a compañeros con conciencia ambiental para hacer un llamado al respeto por los paisajes naturales.

Por otro lado, están también los comerciantes que al descubrir tales maravillas geográficas ven la oportunidad de llenarse los bolsillos de mucho dinero haciendo construcciones sin permisos o con ellos, en zonas protegidas bajo el régimen de administración especial con ecosistemas delicados para practicar negativamente el turismo ecológico. ¿Qué pasa aquí?, ¿Quién vela por el cumplimiento de las leyes en estas zonas?

La última vez que visité el campamento base frente al Tepuy Roraima, pude constatar con mis propios ojos la cantidad de desechos dejados por turistas en esa zona. Cabe destacar y bien vale la pena que lo diga, que la mayoría eran desechos humanos, es decir, heces de personas. Es que claro, ¿quién quiere cargar con su materia fecal como si fuera un souvenir? Nadie, pero lo cierto es que si se va a visitar este lugar tan delicado y hasta sagrado, lo mejor es cumplir las reglas. Lo demás que vi tirado en el suelo eran botellas, bolsas plásticas y empaques de comidas tipo snack.

Aquí se viola la norma principal que dice: “Llévate de vuelta a casa la basura que generes”

·         Desechos sólidos y líquidos
Se genera mucha basura, no hay políticas de reciclaje ni recolección adecuada de los desechos.

Aplicaría muy bien la recomendación de Pablo Villoch sobre la idea de cambiar modelos mentales a gran escala, esa metamorfosis sólo se logra con educación, en este caso con educación ambiental, familiar y ciudadana, esa materia que por conveniencia política e ideológica, sacaron del currículo académico escolar venezolano.

En Guayana hemos tenido una experiencia (2016) con la Plaza El Agua, ubicada en Macagua. Todos pasábamos por allí refunfuñando sobre lo feo que estaba el lugar, sucio, desolado y atacado por la inseguridad ¿Será que alguien recibe un presupuesto para mantenerlo en óptimas condiciones? Es decir, todos juzgábamos con razón, sobre la decadencia del sitio, hasta que un día pasó por allí Valentina Quintero y asombrada con el panorama, posteó en sus redes sociales la denuncia de abandono de la plaza. Esto motivó conmoción en la región, por lo cual el grupo “Guayaneses por el mundo” junto a varias personas nos reunimos con ambientalistas, grupos, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, forjando una fuerte motivación por la recuperación del espacio, lo cual fue reseñado a nivel nacional. Le llamamos “Jornada Ciudadana: Recuperando Nuestra Plaza El Agua”, aquí pueden ver el video que realicé para dejar constancia de esta valiosa actividad.




Los que organizamos la actividad, no pensamos que tendría un impacto tan grande, pero así fue, llegaron cientos de personas con sus implementos para ayudar a limpiar la extensa plaza. Gratis, con alegría, optimismo y unidos sin distingo político o social trabajando por un mismo objetivo.

Revivió el lugar, Valentina aplaudió la jornada y todos nos fuimos con la satisfacción de ejercer ciudadanía de verdad, pero con los días llegó la decepción de ver como los responsables gubernamentales de mantener esa zona decidieron dejarlo morir de nuevo, esperando vivamente que quienes rescatamos el sitio con tanto amor, vayamos regularmente bajo aquel inclemente sol a hacer el trabajo gratis de quienes posiblemente les pagan y no lo hacen.

Bien vale la pena aplaudir, apoyar y participar en iniciativas como la de “Tapas Por Vida” o “Tapas Por Patas” que mediante el reciclaje obtienen dinero para ayudar a pacientes con cáncer o animalitos en situación de calle. Es ganar – ganar, es aportar a la sociedad, medio ambiente y la economía nacional. Igualmente otras empresas y organizaciones se suman a al reciclaje como es el caso de Fundapet en Ciudad Guayana.

·         Comercio informal
No solo genera impacto ambiental por el alto flujo de personas que se movilizan a través de trochas y caminos no autorizados a las zonas de fronteras para hacer negocios, que en muchos casos son ilegales, como por ejemplo, el contrabando de combustible. Además de ser una actividad ilegal, ¿Trasladan adecuadamente estas sustancias?, ¿Hay derrames?, etc.

Por otro lado, tan sólo en el año 2017, el oleoducto Caño Limón-Coveñas ha sido atacado unas 28 veces por guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), bajo el argumento de que se apoderan de los recursos naturales sin dejar beneficios a la población ni a la economía del país, lo que ha originado una pérdida de 893.000 barriles de petróleo este año. No solamente preocupa la pérdida económica sino la contaminación que estos ataques generan en nuestras fronteras, que si bien es cierto, ocurren de un solo lado, impactan a ambos países por igual.

Existe la falsa sensación que en la frontera con Brasil el contrabando de combustible no sucede o es menor, pero la verdad es que está tan presente como en la frontera con Colombia. En esta zona también hay que meter la lupa de la responsabilidad y de la acción por un país mejor.

·         Contaminación sónica
Este es un tema del que se habla poco pero si vamos a la Gran Sabana en temporada alta, como semana santa, agosto o enero, podemos percibir que algunos citadinos no respetan el silencio de los ciudadanos que pueblan las zonas selváticas, por lo cual en la mayoría de los campamentos hay carteles donde se prohíbe el uso de grandes parlantes que con su sonido quiebren la paz y la tranquilidad de estos lugares. Es curioso, aquí volvemos el tema de la interculturalidad, lo que los amantes del “tunning” hacen en la ciudad y han normalizado de tanto repetir esta acción, pues creen que en la Gran Sabana pueden refrendar, por aquello de que el espacio es amplio, no vive nadie según ellos y son libres de hacer lo que les plazca.

En Santa Elena de Uairén, por ejemplo, zona venezolana limítrofe con Brasil, comercios formales e informales intentan llamar la atención de clientes con parlantes inmensos, generando incomodidad entre los habitantes de esta zona que en otros tiempos fue muy tranquila.

Es un tema entonces de modelos mentales negativos que hay que modificar, una vez más lo digo, con educación. Tal parece que debemos volver a la frase: “Caca, eso no se hace” para que los ciudadanos del futuro aprendan a respetar a los demás y al medio ambiente. Me pregunto lo mismo que Villoch: “¿Con qué lentes ve esta generación actual el mundo en que vivimos?”. Comencemos desde ya a construir los cristales de esos lentes para nuestras generaciones futuras, no dejemos en manos de nadie más la educación de nuestros pequeños.

KAM