Las ideas que expone Fernando Savater
en su charla sobre la enseñanza y el aprendizaje tocan muchas aristas
importantes en relación a la capacidad de aprovechar la educación para mejorar la
sociedad.
Siento el compromiso de decir que son
incontables las opiniones que debo emitir al escuchar las sabias palabras del
filósofo, comenzando por lo que a primera vista, me llama más la atención, me
refiero a eso de “provocar coloquios”, entendiendo por coloquio aquella
conversación sana entre varias personas y que se da en vivo y directo, de tú a
tú, donde se pueden ver expresiones faciales además de las simples palabras que
van y vienen por las redes sociales, que nos aíslan de la vida real.
Parece mentira pero se extrañan esas
relaciones interpersonales presenciales acompañadas de un buen café, las cuales
han sido sustituidas por redes sociales y pantallas electrónicas, donde con
frecuencia, dicho sea de paso, se observan batallas campales de guerreros del
teclado que escudándose detrás del anonimato generan caos emocionales en un
país que ya por su sola crisis económica, social y política, tiene a sus
ciudadanos con el alma en un hilo.
Comenta Savater: “Las sociedades mejor preparadas educativamente, que tienen una mejor
formación profesional y no solamente formación académica en otros campos, a
pesar de sufrir la crisis como todas las demás, tienen más posibilidades de
salir de ella, que sus ciudadanos padezcan o sufran menos y tienen un futuro
más prometedor a un medio plazo.”
Venezuela siempre fue un país excelentemente
capacitado con grandes profesionales, intelectuales y líderes, basta dar una
mirada al pasado de múltiples publicaciones de otrora para ver reflejado en
ellas el concepto de avance y progreso nacional donde había una mejor educación
que ahora. Por ejemplo, para el año de 1952, la revista “Mecánica Popular” publicaba
en sus páginas “la construcción de la
autopista más costosa del mundo”, que sin caer adulaciones a dictadores, ni
querer repetir aquella frase inconscientemente aprendida de: “esa sí fue una
buena dictadura”, caramba, no existe ninguna dictadura buena para ningún país
de este mundo, pues también es cierto que nuestro país crecía aceleradamente,
no únicamente por su sistema educativo sino también por una favorable economía,
un contexto muy distinto al actual. Otra revista importante, que circulaba a
nivel regional, en Guayana, era El Minero, publicación editada por la empresa
Ferrominera Orinoco, donde se destacaban las fortalezas laborales de la
empresa, la cultura regional desde el reconocimiento a sus empleados,
costumbres, sentido de arraigo y quedando como referencia histórica del estado
para futuras generaciones.
No puedo dejar por fuera a grandes personajes
como lo fueron el comunicador Renny Ottolina y el polímata Arturo Uslar Pietri,
quienes con sus programas de televisión "Conocer a Venezuela para quererla más" y “Valores Humanos” respectivamente, despertaron el
interés de grandes y chicos por lo nuestro, sin despreciar lo ajeno ya que
somos un país mixto con influencias de inmigrantes que enriquecieron nuestra
cultura, no cabe aquí el desprecio por lo extranjero, ambos personajes que
menciono inculcaron gran sentido de amor por el empuje de Venezuela hacia la
excelencia. ¿Qué quiero decir con esto? Que la educación no se trata solamente
de ir al colegio o a la universidad a aprobar materias, va mucho más allá.
Volviendo al discurso de Savater,
rescato otra idea que da en el clavo: “Es
evidente que la buena educación es una empresa cara, pero la mala educación
sale mucho más cara todavía a los países. De ahí la importancia de que la
sociedad se mentalice, se conciencie sobre la necesidad de la educación y exija
a los políticos una atención prioritaria a la educación.”
Es que tener un país con deficiencia
en su educación, llámese escuelas con infraestructuras deplorables, currículo
académico desactualizado a conveniencia del presidente nacional de turno o
deserción escolar, niños que se desmayan del hambre en las escuelas, por
supuesto que sale más caro a la nación debido al vacío que deja en las bases de
la sociedad. Esta situación genera ciudadanos desactualizados, ignorantes, sin
metas, sin interés de evolucionar, desocupados que caen en el mal camino de las
drogas, la delincuencia y la corrupción, entonces es un círculo vicioso que si
no se frena a tiempo genera un efecto bola de nieve negativo, que con el pasar
del tiempo, es el mismo Estado, aquel que no se ocupó de ciertas
responsabilidades, pues, le tocará sufrir las consecuencias de un caos que
genera gastos a la nación.
Como dice Fernando: “La educación es una transmisión de
humanidad”, para mí es transferir la capacidad de sentir afecto o
solidaridad por los demás, capacidad de ser ciudadanos, producir, aportar
soluciones y emplear las garantías democráticas a favor de la mayoría a través
de la buena educación.
“La
educación es una preparación para una convivencia plena”, esta frase me lleva a pensar que
debemos comprender que tenemos objetivos comunes como sociedad y que los
contenidos que generemos como individuos deben ser más humanistas, contenidos
responsables, no sólo con enfoque individual sino social también.
KAM