Entre Dos Mundos Radioshow

Programa radial conducido por la licenciada Karla Ávila.

Demos

Distintos trabajos de locución realizados por la licenciada Karla Ávila.

Activismo Ciudadano

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Centro de Justicia y Paz

Valores democráticos y Derechos Humanos que promuevan la cultura de paz, el respeto y el entendimiento.

#HeteroAliada que brinda una #MiradaDeRespeto

Orientación que ayuda a promover la igualdad de los Derechos Humanos para la comunidad sexodiversa.

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Por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.

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lunes, 28 de junio de 2021

Esclavitud sexual en zonas mineras del estado Bolívar

La situación de esclavitud sexual se agudiza en zonas mineras porque es un círculo vicioso que depende de varios factores que lo alimentan.

Esclavitud sexual - Foto referencial - Cortesía


Desde hace varios años se escuchan testimonios de prostitución forzada bajo distintos tipos de coacciones psicológicas o abuso de poder de ciertos grupos armados que obligan a algunas mujeres a cometer actos de naturaleza sexual, del mismo modo la esclavitud sexual con fines de explotación mediante privación ilegítima de su libertad.

En las zonas mineras abunda la presencia de grupos irregulares que controlan ciertos sectores bajo violencia armada que obliga a los habitantes a seguir normas impuestas para poder sobrevivir lo que incluye el reclutamiento de mujeres, niñas, niños y adolescentes.

Nos han contado de casos en los que a las mujeres les quitan sus documentos de identidad para que no puedan movilizarse, por ejemplo.

Entonces, vemos como la vulnerabilidad de algunas mujeres en cuanto a las carencias económicas les empuja a aceptar ciertos ofrecimientos que no son del todo transparentes o simplemente creer en historias de éxitos efímeros que al final no son ciertas, es decir, en algunos casos van a estos lugares con falsas esperanzas; lo cruel y delicado de esta situación es que puede que no vuelvan más a la ciudad de origen.

Los ofrecimientos van desde obtener oro, conseguir ganar mucho dinero rápidamente y en muchos casos conquistar algún estatus dentro de estas comunidades mineras. Lo que se traduce en todo sentido en comercio con oro y control de grupos de delincuencia organizada.

La insatisfacción social lleva a las personas a arrojarse a estas aventuras que no siempre tienen un final feliz y a su vez este ambiente minero violento hace que sea caldo de cultivo idóneo para captar a mujeres incautas, de ahí la importancia de educar a niñas, niños y adolescentes para que no sean presa de personas con malas intenciones.

 

 ¿Qué está haciendo el Estado para erradicar la esclavitud sexual en zonas mineras?

Casi todo lo que sucede en las zonas mineras es un secreto a voces; entorno a estos lugares se ha creado una suerte de leyenda urbana sureña que indica que toda aquella persona que viaje y se instale en el arco minero, será millonario en un día. Y esta situación no es exclusiva del estado Bolívar, este tipo de pensamiento es recurrente en toda zona que viva de la minería, es lo que llaman la fiebre del oro venezolana, cuando ocurre esta migración apresurada y masiva en busca de riquezas, que gradualmente se está convirtiendo en oro de sangre debido a la extracción ilegal del mineral, el uso de la violencia armada para controlar territorios donde existan minas y finalmente la muerte de quienes solo buscan bienestar económico.

Ahora bien, para poder ingresar a estas zonas, no pasas menos de 10 puestos de control, entre los oficiales e irregulares, bien sean militares o de quienes cuidan estos sectores, adicionalmente tenemos un Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico, otro Ministerio de Petróleo y Minería que en su visión profesa lo siguiente: “Garantizar la soberanía del Estado venezolano sobre el aprovechamiento responsable, sustentable, eficiente y sostenible de las riquezas minerales no renovables, con el mínimo impacto en el ambiente y su diversidad biológica, gracias al uso eficiente de la ciencia y la tecnología, con la participación equilibrada de todos los actores vinculados con la actividad minera”, contamos con un marco jurídico que va amparado desde la Constitución Nacional, pasando por leyes orgánicas, constitucionales, especiales, decretos presidenciales, resoluciones ministeriales, resoluciones del Banco Central de Venezuela, entre otros documentos; entonces todo esto lo que indica es que, no es el minero artesanal que lleva años trabajando esas tierras sino el Estado quien tiene el mayor poder de decisión sobre esas zonas.

Prácticas engañosas para llevar a las mujeres a prostituirse a zonas mineras  

¿Cómo no puede ser atractivo para cualquier persona que le ofrezcan riquezas cuando vive en carne propia una emergencia humanitaria compleja, lo que se traduce en: carencia de servicios básicos, poco acceso a la salud, a empleos con buena remuneraciones, educación de calidad, en fin, una vida digna.

La creencia popular de tener riqueza inmediata por trabajar en una mina de oro alimenta precisamente esa fiebre por el valioso mineral.

La omisión, la opacidad de información, el silencio, la censura y vox populi que solo se queda en la opinión pública como algo que sucede pero no hacemos nada, fomenta precisamente esa fantasía de querer irse a la selva y volver millonario a la ciudad.

Todo se basa en una relación de poder, quienes captan ofrecen beneficios y las mujeres vulnerables económicamente buscan solventar sus necesidades. Esta interrelación entre quienes ofrecen y quienes necesitan sobrevivir es lo que sigue sosteniendo el círculo vicioso.

Si les dijeran la verdad, obviamente no irían a arriesgarse, porque quedaría en evidencia que el riesgo es mayor a lo que posiblemente ganarían.

Es muy importante que se sepa, que no solamente son hombres quienes captan sino también pueden ser mujeres que fingen ser amigas para enamorar a personas incautas y dibujarles panoramas maravillosos, de ese modo convencerlas y llevarlas a las minas.

Lamentablemente algunos padres y madres también incentivan los viajes de sus hijos e hijas a las minas porque para ellos está normalizado soñar con un futuro mejor rápido gracias a la infinita e imaginaria bondad de la minería.

Exigencias al Estado venezolano

El exhorto para este y cualquier otro gobierno de turno es a que haga las cosas bien, a que deje de un lado las mezquindades y luchas de poder, que no solamente se interesen en los temas relacionados al respeto de los derechos de las mujeres y niñas sino que cumplan con el mandato constitucional en primer lugar, de proteger nuestro medio ambiente, de preservar y respetar la vida de los pueblos indígenas y finalmente erradicar la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres que se ven afectadas directa o indirectamente por las actividades ilícitas relacionadas al Arco Minero. No lo digo yo, lo dicen las leyes que ellos mismos aprobaron.

Ver: 

La esclavitud sexual: un fenómeno alarmante en las minas del estado Bolívar 

KAM

miércoles, 12 de junio de 2019

¡Ha muerto un mujerón!

Evangelina García Prince.
FOTO: Cortesía


¡Mujerón!, es una palabra de uso común, con la cual, mi abuela Lucelia se refería a una mujer con eme mayúscula, esa que representa poder en la sociedad, una dama que potencia sus virtudes y minimiza sus defectos a través de la perseverancia, independencia, asertividad, valentía, confianza en sí misma, aceptándose tal como es, sin miedo al qué dirán; concepto muy lejano a la etimología que le dan los machos machotes a la palabra mujerón: “mujer excesivamente bella y sexualmente apetecible”, aunque cabe decirlo, no por adular ni faltar el respeto sino más bien por reconocerlo, Evan, como le decía de cariño, era elegantemente hermosa y eso no se puede negar.

Y bueno, aunque este escrito lo lean muchas personas, es algo entre Evangelina y yo, es conversar sobre una persona que admiro y quiero mucho por todo lo que representa para las mujeres latinoamericanas, una persona que sabía lo que quería, trabajó y generó cambios al dar a conocer la realidad de de las mujeres, logrando transformar esas realidades sombrías en un futuro prometedor pero que aún debemos encaminar para que no existan retrocesos.

Ella nos enseñó que las mujeres estaban vinculadas a un complejo proceso histórico, derivado de factores políticos, culturales, económicos y sociales que determinaron un proceso acumulativo de discriminaciones contra las ellas, en todas las esferas sociales, políticas, culturales y religiosas.

Trabajó incansable y disciplinadamente por proporcionar garantías constitucionales, por promulgar leyes apropiadas para prohibir la discriminación por razones de sexo de todas las mujeres y las niñas de todas las edades y garantizar a las mujeres, sea cual fuere su edad, la igualdad de derechos y el pleno disfrute de ellos.

Nos hizo plantearnos la construcción de una agenda legislativa de las mujeres como un hecho político organizado y claramente intencionado, creó esa conciencia política sobre las posibilidades de participación femenina, la sensibilización sobre igualdad y criterios de género. Optimizó los procesos de exploración y recepción de demandas de la sociedad sobre determinados temas.

Si bien es cierto que no todo lo planteado funciona espléndidamente, también es verdad que, gracias a ella, se abrió una gran brecha para que todas y todos caminemos con marcha firme hacia la optimización de las leyes, ya que de ahí deriva la efectividad de la aplicación de las mismas. Es importante una agenda legislativa al respecto pero también la obediencia y la debida ejecución de esas leyes al entrar en vigencia.

Inteligentemente puso el foco en las culturas androcéntricas, esas que hacen referencia a la práctica de otorgar a los varones una posición central y única en los parlamentos, esas que refuerzan el acento patriarcal del trabajo legislativo, porque excluyen, sectorizan, desvalorizan o tienden a minimizar o postergar el tratamiento legislativo de asuntos vinculados con necesidades prácticas y estratégicas del género femenino.

A las mujeres que sabemos lo que queremos, nos llaman súper poderosas, pero en realidad el único poder que tenemos es el de la palabra, es por ello que Evangelina decía: “Tu palabra es tu poder”, lo que se traduce en dar un paso adelante por el principio de igualdad de derechos y la no discriminación de las mujeres.

Esta mujer que por fortuna conocí, se esmeraba con gran ahínco en observar, estudiar y dar a conocer las tendencias existentes en latinoamérica en relación con los avances constitucionales, legales e institucionales de los derechos de las mujeres y los soportes internacionales que han contribuido a dichos avances.

Por esta razón y mucho más, es que despedimos con melancolía a la profesora Evangelina García Prince, notable antropóloga, socióloga, maestra de muchas personas dentro y fuera de Venezuela, presencial, virtual y cercanamente a cada quien que se le aproximaba con curiosidad de saber sobre el feminismo y lo que ello implica, ella compartía todo su conocimiento con gran alegría, la mejor disposición, sin egoísmos de brindarnos su sabiduría.

Por ello, como herederas que somos de dicha labor, tenemos el deber de garantizar la sostenibilidad del trabajo realizado previamente por mujeres como Evangelina, esa faena no puede morir con el final de su vida, más bien, debe renacer como continuidad de su existencia física.

miércoles, 20 de febrero de 2019

La Pela Bola


Dicen algunos que el término “pela bola” proviene del mundo beisbolístico, ya que remonta a una época antigua donde los jugadores de béisbol que no lograban batear y “pelaban la bola” (no le pegaban a la bola) al batear, motivo por el cual se los dejaban en la banca y eran vistos ante todos como jugadores de poco valor.

Sin embargo, hoy en día tiene varios significados, en este escrito mío “pela bola” significa no tener dinero, es una manera muy vulgar de decirlo aquí en Venezuela. Pero como somos adultos, podemos entendernos sin ofendernos o por lo menos espero que no les ofenda que yo sea una mujer que el dinero no le alcanza ni para un café.

Tener un empleo, no siempre es garantía de tener estabilidad económica, mucho menos en la Venezuela actual, donde la hiperinflación galopa como caballo en la recta final de la carrera más importante de su vida.

Lo que nunca me imaginé era que eso iba a pesar tanto en las relaciones interpersonales. No me había detenido a pensarlo.

Aquello de ver los demás como cifras, índices de productividad o mejor dicho, en criollo, “tanto tienes, tanto vales”, no me había hecho tanto ruido en la cabeza y en el bolsillo como ahora, año 2019.

Una vez, una vieja amiga, o amiga vieja, como quieran llamarle… me explicaba sobre las relaciones de parejas, ella recordaba la charla prematrimonial que había tomado en Valencia hace más de 50 años atrás, justo antes de casarse con su amado. Allí hablaban sobre una frase que me enseñó mi abuela: “Cada oveja con su pareja”, que para mí, cuando era niña, era una frase lapidaria y discriminatoria. Claro, es que yo siempre fui emotiva en exceso y para mí todos los seres humanos tenían que tener su oportunidad de amar a quienes quisieran.

Entonces vino la larga explicación de lo que significaba teóricamente “cada oveja con su pareja”, según la excelente ilustración de mi querida amiga esto tenía que ver con las dimensiones de las parejas, no son otras que: la identidad, el vínculo y el deseo.

En cuanto a la identidad se refiere a ser nosotros mismos, a desarrollarnos individualmente, aun cuando esto facilite el desarrollo personal en pareja. Es decir, respetar las individualidades pero valorando lo que es cada quien.

El vínculo tiene que ver con las emociones que generan las acciones y reacciones dentro de la pareja. Esta dimensión es considerada la principal porque de ella depende el alejamiento o acercamiento de las personas.

El deseo es parte de la alianza de una pareja, sin embargo no sustituye las otras dimensiones que mencioné antes. Cuando no existe atracción física, verbal o sexual, es difícil que suceda la magia de poder continuar una unión. Y cuando hay mucho deseo pero no están presentes las otras dimensiones tampoco durará a menos que trabajen esos otros aspectos.

Entonces, ahondaba en ejemplos, decía: “Si la mujer es trabajadora, gana su sueldo, es independiente, esto a la larga le va a molestar al marido, se va a sentir menos que ella; y si es al revés, que es el esposo el único que lleva dinero a la casa, entonces la va a querer dominar a ella. Por eso deben tener ingresos similares o ser de la misma clase social porque si no habrán problemas que tal vez no se puedan resolver si no hay disposición para ello”. Lo mismo explicaba para el tema sexual y los gustos particulares. Sin dudarlo, debo decirlo, los pilares de una pareja deben trabajarse desde el principio de la relación, si no es así, será un fracaso garantizado.

Volviendo al tema económico, ¿Qué tenemos? ¿Cuál es nuestra realidad nacional? Empleos con condiciones laborales deplorables, mediocridad en algunos cargos gerenciales, entre otros menesteres. ¿Y qué sucede cuando alguna persona se atreve a levantar la voz al respecto? La tildan de irracional porque pareciera que ya es normal ser mediocre, algunos dicen: “Acepta lo que sea porque no estamos en condiciones de elegir qué empleo nos gusta o no”, cuando sencillamente los ambientes hostiles tienen como consecuencia la afectación de la producción de toda empresa, es decir, esa organización no será ni sostenible ni sustentable en el tiempo.

¿Qué nos queda? ¿Será que nos vamos todos a “trabajar” en las minas ilegales del sur venezolano donde se vive al estilo Mad Max? Hacia allá se van muchos y muchas también, con la falsa alegría de hacerse millonarios en una semana, cuando la realidad es que tal vez regresen muertos, si es que consiguen sus cuerpos. Mala decisión de quienes tienen la fiebre del oro en un país donde la delincuencia organizada tiene el control de casi todo, menos de mi dignidad, gracias a Dios.

Ah! Pero no crean que esto es exclusivo de Venezuela, no, realmente el panorama no pinta bueno para toda latinoamérica, sin embargo, a mí me agobia lo pertinente a mi país, porque es aquí donde sufro la mala vida que llevo aunque procuro lo más posible no inquietar mi alma.

Es aquí cuando me voy a mi propia realidad, soy una pela bola, sí, me duele decirlo, pero es la realidad. No gano lo suficiente para poder vivir con dignidad. ¿Y quién vive dignamente donde la inflación ronda el 23.000.000% para el año 2019? No me respondan, ya sé a quienes me van a nombrar y en esa lista no estoy yo ni mi familia.

Si la situación sigue así, pronto colocaran pantallas en los supermercados donde los precios de los productos cambien cada hora, entonces sería como una casa de cambio… “bajó el tomate, corre a comprarlo”, “subió la cebolla, devuélvela porque no alcanza ni para comprar una”. Ojalá este párrafo no lo lea nadie para no dar ideas a los vivos.

En fin, yo puedo entender que existan personas extremistas, bien saben que la mucha luz es como la mucha sombra. Pero no puedo entender cómo hay gente que no siente nada por los demás, personas tan frías como un tempano de hielo que creen que burlándose de la desgracia ajena son más que los demás.

Tampoco entiendo la analogía de quienes ven a uno como un enfermo mental, es decir, aquello de “no te alcanza porque no te da la gana”, o quieren ponerlo a uno como un flojo y en el peor de los casos, los que le piden a uno la foto de la nevera para ver si es verdad que no hay comida ahí, de verdad me parece exagerado y el colmo de lo arrogantemente desagradable. No podía dejar de mencionar aquellos que ven a uno como un trampolín para lograr sus metas personales porque no son capaces de lograrlas por sí solos sin aprovecharse de los demás. Da dolor el comportamiento de los “amigos” ante una situación tan compleja que no es propiciada por mí ni tampoco está únicamente en mis manos resolverla.

Es muy feo que lo tilden a uno de improductivo, de irresponsable por aceptar una invitación a cenar mientras no hay dinero para pagar la universidad de mi hijo o por tener tres trabajos para apenas comer una o dos veces al día. Creo que debo cambiar de amistades, unas que sean más cuerdas o que por lo menos respeten lo que soy, una mujer valiente, trabajadora, apasionada de mi profesión pero colapsada por el cansancio físico, mental, emocional y espiritual. Los daños colaterales de lo que hemos vivido en Venezuela son reales, tenemos estrés postraumático, eso no es invento mío para dar lástima ni estar quejándome porque me da la gana.

¿Será que algunos por ahí quieren mujeres sumisas? Hembras que no discutan las órdenes de los machos, damas que mantengan las cocinas impecables, sonrisas ultra blancas prefabricadas, cinturitas de avispas y pechos grandes en serie para la venta, expertas maquinitas sexuales, además de tener muchos hijitos para asegurar la existencia del apellido, las esposas perfectas que no se quejen y sean serviles ante toda presencia masculina tal y como se plantea en la satírica película “Las mujeres perfectas”, en inglés The Stepford Wives (2004) de Frank Oz. Aparte de todas estas características, pues que tengan su propio dinero para que no estorben al presupuesto familiar (del macho). Bastante irónico ¿Cierto? Si producen no es suficiente, si no producen dinero entonces mucho menos. Por supuesto, como siempre, hablo desde mi sarcasmo.

Para cerrar este escrito, estoy segura en decir que debemos reprogramarnos, desaprender y reaprender sobre los roles en la sociedad, obviamente esa idea de la mujer ama de casa presa en la jaula de oro ya no va, nunca debió suceder, ahora es distinto en muchos casos, ahora las mujeres trabajan, aportan tanto como los hombres tanto en productividad laboral como en bonanza en el hogar, pero eso no significa que deba ser servil a nadie.

Sería bueno buscar hacia la equidad sin llegar a extremos que invaliden a aquellos seres humanos a los que no les va tan bien, que no son tan productivos como otros. Somos muchas las mujeres que día a día intentamos sobrevivir en esta Venezuela, muy distinta a la de los años 90, contra viento y marea haciendo todo lo posible para seguir adelante, así por lo menos, si no lo comprenden, pues no molesten ni pongan más trabas emocionales a quienes estamos luchando por sobrevivir.

La capacidad de resiliencia se puede aprender, desarrollar la capacidad de encontrar soluciones también se puede aprender, no es ser mediocre, es poder adaptarnos a la actualidad que vivimos. Y muy importante, aprender a decir las cosas desde el corazón, decir las cosas con lógica pero desde el amor, la simpatía para no abrir más heridas entre los venezolanos.


Estamos heridos, dolidos, aunque no lo reconozcamos, desperdigados por el mundo, algunos con nortes claros pero otros sin rumbo fijo. Las pocas parejas que hay constituidas tambalean por no reforzar el reconocimiento de cada uno, el respeto, la comunicación asertiva, positiva, honesta, directa, la empatía, los ideales, los gustos. ¿Y si en vez de criticarnos y sacarnos los ojos hasta quedar en el mundo de los ciegos, nos cuidamos entre todos, nos brindamos afecto proyectando a futuro amor y manteniendo relaciones sanas? No es cursilería, es ser mejores con nosotros mismos, así seremos más productivos, cada quien desde lo que le gusta hacer. Encontrarnos en las diferencias para tener relaciones fructíferas también nos hará un país próspero.

Seguiré bateando desde este campo hostil hasta que le pegue a la bola y la saque de homerun. No me rindo, pero tampoco me ataré a personas que me siembren desesperanza a través de sus críticas destructivas.



viernes, 23 de marzo de 2018

La violencia contra la mujer en Ciudad Guayana es una realidad


Desde el año 2015 comencé a recibir capacitación en Derechos Humanos, gracias a la invitación que me hicieron Félix Fernández y Danny Rousseau, activistas ciudadanos de la Organización No Gubernamental "Orgullo Guayana", quienes con dedicación y ahínco luchan en contra de la discriminación por sexo, orientación sexual, expresión de género o condición de salud en el estadoBolívar.

A través de ellos comprendí que para ser solidaria con la comunidad LGBTI no es necesario ser lesbiana, entendí también que no hay que tener miedo ante los tabúes de la sociedad. Así que realicé introspectiva y me di cuenta que hay mucho que aprender, que lo seres humanos debemos tejer redes de ayuda, apoyarnos y visibilizar las injusticias que siempre están íntimamente relacionadas con los Deberes y Derechos, esos que repetimos al caletre en la escuela pero que no muchos entienden a fondo.

Desde ese momento comenzó mi contacto con el Centro de Justicia y Paz (CEPAZ) con la Red de Activistas Ciudadanos (REDAC), con la Red Naranja Venezuela, empecé a conocer a valiosos profesionales de los cuales he aprendido muchísimo, entre ellos Oswaldo Cali de la ONG Espacio Público, a quien despido hoy mientras escribo esto, mi apreciado amigo acaba de perder la batalla contra el cáncer.

De pronto y sin aviso, ya estaba recibiendo testimonios reales de personas conocidas, de gente cercana y allí comprendí que el asunto es más serio de lo que parece.

¿Por qué es tan serio? Porque cuando te toca vivir en carne propia lo que es el acoso sexual y laboral al mismo tiempo por una personalidad a quien la sociedad ama porque habla bonito en público o sale en una entrevista de CNNE y luego los demás te dicen: "Bájale dos", "No es tan grave", "No vas a cambiar el mundo", "Hazte la loca", "No le digas nada a nadie porque te vas a rayar", "Tal vez es culpa tuya", "Es que eres muy extrovertida", aun cuando eres fuerte, aun cuando muchas veces pensaste que eso no te iba a pasar a ti, pues la vida te sorprende.

Allí te das cuenta lo vulnerable que puedes ser como mujer, es cuando abres los ojos y ves quienes son tus amigos de verdad, te das cuenta de la verdadera opinión de algunos familiares, comprendes cómo funciona el sistema de justicia venezolano y lo mal que te atienden al contarles tus intimidades, porque es algo muy íntimo que un baboso se te venga encima para besarte a la fuerza, entonces descubres el chip machista que tiene incrustado casi todo ciudadano venezolano, incluyendo algunas mujeres lamentablemente.

¿Saben qué causa frustración? Ver a funcionarios públicos recibir capacitación en protocolo de atención a víctimas de violencia y que luego solo les quede para un archivo personal el certificado de asistencia. 

Por todo lo antes dicho, dirigí mi atención hacia la violencia de género, me dediqué a desmenuzar el tema, aunque todavía me falta desmenuzarlo más, tomé detalle de la ley venezolana, porque aunque algunos no lo sepan, existe la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, la cual contempla 21 tipos de violencia contra la mujer, donde por cierto, en su sumario dice que desean "crear las condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando cambios en los patrones socioculturales que sostienen la desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la construcción de una sociedad justa democrática, participativa, paritaria y protagónica". 

¡Wow! Suena tan hermoso, pero qué lejano está de la realidad, en fin, no es la ley en lo que me quiero enfilar en esta oportunidad.


Entonces, la violencia contra la mujer sucede...

Y ocurre en Ciudad Guayana aunque se hagan los ciegos, sordos y mudos.

Así se percibe la violencia de género


El caso que les relataré a continuación sucedió aquí entre nosotros, mientras discutimos sobre la inmortalidad del cangrejo, no es una historia de Discovery ID ni de algún país en guerra, es en el estado Bolívar, Venezuela.

Casos de violencia contra la mujer en el estado Bolívar, Venezuela. Durante el período 2013 - 2016.


CASO: Margarita

El caso no se hizo público en los medios, más allá de la denuncia de sus familiares por la desaparición de la víctima. Por este motivo nos reservaremos el nombre de ella. 

La víctima a la que llamaremos Margarita, para proteger su identidad, es una mujer mayor de edad pero muy joven, soltera, sin hijos en aquel momento, ella es manicurista.

Un día, en una reunión en la zona donde vive, conoció un hombre mucho mayor que ella, lo llamaremos ficticiamente Freddy. Fue un encuentro normal, era muy educado, culto, no dio indicios de ser violento u obsesivo, era un caballero. Continuaron viéndose ocasionalmente en reuniones, salieron en varias oportunidades. Un día, los padres de Margarita necesitaban medicamentos porque estaban muy enfermos, entonces Freddy se los regaló, estas ayudas continuaron, lo que hizo ganar la confianza de tal manera que ella se mudó con él, a la casa de Freddy.

Este individuo siempre la apoyaba en su labor, le compraba materiales para que ella trabajara como manicurista sin ningún inconveniente, es decir, ¿Por qué tendría que existir contrariedad con eso?. Así duraron muchos meses. De pronto, un día comenzaron los celos. Él preguntaba con exagerada frecuencia a dónde iba, con quién salía, qué hacía, la monitoreaba de manera que no era normal, llamándola a cada rato por teléfono. Freddy viajaba perenemente por motivos laborales. La dejaba a ella con su hijo mayor (de Freddy) para que la vigilara, Margarita ya no podía salir de la casa sin permiso y luego, cuando el hijo de Freddy tenía que salir, la dejaba encerrada colocando un candado en la puerta principal de la casa para que no saliera.

Cada vez que la madre de Margarita llamaba a casa de Freddy para saber de su hija, le tenía alguna excusa: “Ella está dormida; ella salió; se está bañando”.

Un día, como pudo, ya cansada de la situación y asustada por aquel aislamiento, se escapó saltando por un muro, la vecina la ayudó a fugarse de aquella pesadilla. Se trasladó a la casa de su madre y pudo contar a su familia lo que le había ocurrido. Pasó un buen tiempo con la tranquilidad de saberse libre, sin embargo, vecinas ponzoñosas, de esas que tienen el chip machista incrustado en el alma, le decían con desprecio: “Eso te pasa por ser manicurista”, a pesar de las críticas destructivas y burlas, decidió volver a trabajar.

Un día se dispuso a tomar un taxi, pero como le cobraba muy caro, lo dejó ir con la esperanza de encontrar otro más económico. El automóvil se devolvió y el taxista le dijo que le cobraría menos. Ella confiada se subió en el puesto trasero. Sin sospecharlo, se montaron otros hombres, la sorprendieron colocándole un trapo en la cara, la durmieron y de allí no recuerda nada hasta que despertó en un cuarto oscuro sin ventanas, se sentían las paredes rusticas como si fueran de bloques sin friso. Cuando gritaba desesperada alguien entraba y le inyectaba algo en los brazos y piernas, con eso la dormían. Por momentos sentía que la sacaban de ese cuarto y la llevaban aparte a otros cuartos más pequeños donde varios hombres la violaban no solamente con sus genitales sino también con palos de escoba, bombillos y otros objetos. Hirieron sus piernas, pechos y otras partes del cuerpo.

Con frecuencia escuchaba los gritos de otras féminas. En una oportunidad metieron en su cuarto a otra muchacha, esta nueva chica decía que era de Mérida y que no sabía dónde estaba metida, desconocía por qué estaba allí. Margarita no preguntó mucho, casi siempre estaba desorientada por las drogas que le suministraban.

Hubo una ocasión en que varias de las mujeres que estaban allí junto a Margarita intentaron marcharse, se escucharon gritos y tiros. A una de ellas no la vieron más, por lo que Margarita presume que la mataron. Mientras huían, ella se dio cuenta que había un largo pasillo con distintas habitaciones de construcción rústica, cada una con un candado. Ya fuera de allí se dio cuenta que estaba en una zona boscosa.

Durante ese escape, los malhechores a cargo, volvieron a capturar a Margarita. Le pegaron, la amenazaron y le dijeron que debía llamar a su familia para que retirara la denuncia sobre su desaparición. Tomaron un celular y la obligaron a llamar pero ella estaba tan aturdida que no podía recordar el número de su madre, se obligaba a sí misma a recordarlo pero no podía, su mente estaba congelada. El hombre le ponía el arma en la cabeza y le decía: “más te vale que recuerdes el número porque si no lo haces, te mato”. Así lo hizo, tanto se esforzó que pudo recordar el número y darle el recado a su familia, pero luego hubo otra llamada de vuelta donde le daban la orden al delincuente de soltarla. Y así fue, la subieron a un carro, la drogaron y la dejaron en un sitio donde su familia pudo ubicar y tenerla en resguardo.

Continuaron las investigaciones, las cuales determinaron que Freddy, su antigua pareja, estaba involucrado en este secuestro y otros más, no solo eso, también se supo que había estado casado y su esposa estaba desaparecida, tiempo después encontraron el cadáver de esa mujer. Gracias a la presión de la familia de Margarita fue capturado, hoy se encuentra preso. 

Margarita, luego de un año de terapia psiquiátrica y luchar contra las ganas de suicidarse, ha podido volver a vivir con normalidad junto a su nueva familia pero jamás olvidará los dos meses que pasó secuestrada, violada y torturada, de eso no se curará nunca.

Ahora que leyeron esta historia de la vida real, ¿Qué tal si la comparten en familia?. Tal vez podamos salvar vidas y logremos entender que no es normal el machismo, que no tiene que dar risa que una mujer se dedique a ser manicurista.

Posiblemente consigamos razonar que la violencia contra la mujer está más cerca de nosotros de lo que creemos, muy posiblemente está a la vuelta de la esquina dentro de algún taxi o en una inocente reunión familiar llena de damas y caballeros o detrás de la sonrisa manipuladora de un autodenominado terapeuta familiar que entrevistan en CNNE y que por salir desde un canal informativo internacional se gana la ingenua confianza de los espectadores, quienes llenos de sed de conseguir un lider mesiánico, creen sin análisis alguno en perfectos manipuladores.

Bien vale la pena recordar que no siempre los acosadores tienen el estereotipo que venden las películas o las novelas, casi siempre se espera que los depredadores sexuales sean feos, con cara cortada, tatuajes, cabello grasoso, con defectos físicos, pero lo cierto es que ninguno de estos fenotipos representan por sí solos a personas malas o negativas, no tiene nada que ver. En la vida real, los acosadores pueden ser de aspecto pulcro, con alto poder adquisitivo y vocabulario educado.

Debido a esto, porque las intenciones de una persona no se ven a simple vista, es que debemos abrir bien los ojos, analizar un poco más las situaciones que se nos presentan y sobre todo, aprender a hacerle caso a las señales que se van apareciendo en las relaciones interpersonales. En esta oportunidad la víctima pudo escapar de toda esa pesadilla, pudo avanzar mediante un gran esfuerzo y ayuda psiquiátrica, pero ¿Cuántas no pudieron?, ¿Cúantas mujeres han muerto?... Son voces que ya no existen, como dice la canción: "Si no lo recuerdo, no pasó". Si no lo comentamos, no existirá.

#OrangeTheWorld


#MeToo #YoTambién #TimesUp #NiUnaMenos