Desde
el año 2015 comencé a recibir capacitación en Derechos Humanos, gracias a la
invitación que me hicieron Félix Fernández y Danny Rousseau, activistas
ciudadanos de la Organización No Gubernamental "Orgullo Guayana",
quienes con dedicación y ahínco luchan en contra de la discriminación por sexo,
orientación sexual, expresión de género o condición de salud en el estadoBolívar.
A
través de ellos comprendí que para ser solidaria con la comunidad LGBTI no es
necesario ser lesbiana, entendí también que no hay que tener miedo ante los
tabúes de la sociedad. Así que realicé introspectiva y me di cuenta que hay
mucho que aprender, que lo seres humanos debemos tejer redes de ayuda,
apoyarnos y visibilizar las injusticias que siempre están íntimamente
relacionadas con los Deberes y Derechos, esos que repetimos al caletre en la
escuela pero que no muchos entienden a fondo.
Desde
ese momento comenzó mi contacto con el Centro de Justicia y Paz (CEPAZ) con la
Red de Activistas Ciudadanos (REDAC), con la Red Naranja Venezuela, empecé a
conocer a valiosos profesionales de los cuales he aprendido muchísimo, entre
ellos Oswaldo Cali de la ONG Espacio Público, a quien despido hoy mientras
escribo esto, mi apreciado amigo acaba de perder la batalla contra el cáncer.
De
pronto y sin aviso, ya estaba recibiendo testimonios reales de personas
conocidas, de gente cercana y allí comprendí que el asunto es más serio de lo
que parece.
¿Por
qué es tan serio? Porque cuando te toca vivir en carne propia lo que es el
acoso sexual y laboral al mismo tiempo por una personalidad a quien la sociedad
ama porque habla bonito en público o sale en una entrevista de CNNE y luego los demás te dicen:
"Bájale dos", "No es tan grave", "No vas a cambiar el
mundo", "Hazte la loca", "No le digas nada a nadie porque
te vas a rayar", "Tal vez es culpa tuya", "Es que eres muy
extrovertida", aun cuando eres fuerte, aun cuando muchas veces pensaste
que eso no te iba a pasar a ti, pues la vida te sorprende.
Allí
te das cuenta lo vulnerable que puedes ser como mujer, es cuando abres los ojos
y ves quienes son tus amigos de verdad, te das cuenta de la verdadera opinión
de algunos familiares, comprendes cómo funciona el sistema de justicia
venezolano y lo mal que te atienden al contarles tus intimidades, porque es
algo muy íntimo que un baboso se te venga encima para besarte a la fuerza,
entonces descubres el chip machista que tiene incrustado casi todo ciudadano
venezolano, incluyendo algunas mujeres lamentablemente.
¿Saben qué causa frustración? Ver a funcionarios públicos recibir capacitación en protocolo de atención a víctimas de violencia y que luego solo les quede para un archivo personal el certificado de asistencia.
Por todo
lo antes dicho, dirigí mi atención hacia la violencia de género, me dediqué a
desmenuzar el tema, aunque todavía me falta desmenuzarlo más, tomé detalle de
la ley venezolana, porque aunque algunos no lo sepan, existe la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, la cual
contempla 21 tipos de violencia contra la mujer, donde por cierto, en su
sumario dice que desean "crear las condiciones para
prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres
en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando cambios en los
patrones socioculturales que sostienen la desigualdad de género y las
relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la construcción de
una sociedad justa democrática, participativa, paritaria y
protagónica".
¡Wow!
Suena tan hermoso, pero qué lejano está de la realidad, en fin, no es la ley en
lo que me quiero enfilar en esta oportunidad.
Entonces,
la violencia contra la mujer sucede...
Y
ocurre en Ciudad Guayana aunque se hagan los ciegos, sordos y mudos.
Así se percibe la violencia de género |
El
caso que les relataré a continuación sucedió aquí entre nosotros, mientras
discutimos sobre la inmortalidad del cangrejo, no es una historia de Discovery ID ni de algún país en guerra, es en el estado Bolívar, Venezuela.
Casos de violencia contra la mujer en el estado Bolívar, Venezuela. Durante el período 2013 - 2016. |
CASO:
Margarita
El caso no se hizo público en
los medios, más allá de la denuncia de sus familiares por la desaparición de la
víctima. Por este motivo nos reservaremos el nombre de ella.
La víctima a la que llamaremos
Margarita, para proteger su identidad, es una mujer mayor de edad pero muy
joven, soltera, sin hijos en aquel momento, ella es manicurista.
Un día, en una reunión en la
zona donde vive, conoció un hombre mucho mayor que ella, lo llamaremos ficticiamente
Freddy. Fue un encuentro normal, era muy educado, culto, no dio indicios de ser
violento u obsesivo, era un caballero. Continuaron viéndose ocasionalmente en
reuniones, salieron en varias oportunidades. Un día, los padres de Margarita
necesitaban medicamentos porque estaban muy enfermos, entonces Freddy se los
regaló, estas ayudas continuaron, lo que hizo ganar la confianza de tal manera
que ella se mudó con él, a la casa de Freddy.
Este individuo siempre la
apoyaba en su labor, le compraba materiales para que ella trabajara como
manicurista sin ningún inconveniente, es decir, ¿Por qué tendría que existir contrariedad
con eso?. Así duraron muchos meses. De pronto, un día comenzaron los celos. Él
preguntaba con exagerada frecuencia a dónde iba, con quién salía, qué hacía, la
monitoreaba de manera que no era normal, llamándola a cada rato por teléfono. Freddy
viajaba perenemente por motivos laborales. La dejaba a ella con su hijo mayor
(de Freddy) para que la vigilara, Margarita ya no podía salir de la casa sin
permiso y luego, cuando el hijo de Freddy tenía que salir, la dejaba encerrada colocando
un candado en la puerta principal de la casa para que no saliera.
Cada vez que la madre de
Margarita llamaba a casa de Freddy para saber de su hija, le tenía alguna
excusa: “Ella está dormida; ella salió; se está bañando”.
Un día, como pudo, ya cansada
de la situación y asustada por aquel aislamiento, se escapó saltando por un
muro, la vecina la ayudó a fugarse de aquella pesadilla. Se trasladó a la casa
de su madre y pudo contar a su familia lo que le había ocurrido. Pasó un buen
tiempo con la tranquilidad de saberse libre, sin embargo, vecinas ponzoñosas,
de esas que tienen el chip machista incrustado en el alma, le decían con
desprecio: “Eso te pasa por ser manicurista”, a pesar de las críticas
destructivas y burlas, decidió volver a trabajar.
Un día se dispuso a tomar un
taxi, pero como le cobraba muy caro, lo dejó ir con la esperanza de encontrar
otro más económico. El automóvil se devolvió y el taxista le dijo que le cobraría
menos. Ella confiada se subió en el puesto trasero. Sin sospecharlo, se
montaron otros hombres, la sorprendieron colocándole un trapo en la cara, la
durmieron y de allí no recuerda nada hasta que despertó en un cuarto oscuro sin
ventanas, se sentían las paredes rusticas como si fueran de bloques sin friso.
Cuando gritaba desesperada alguien entraba y le inyectaba algo en los brazos y
piernas, con eso la dormían. Por momentos sentía que la sacaban de ese cuarto y
la llevaban aparte a otros cuartos más pequeños donde varios hombres la
violaban no solamente con sus genitales sino también con palos de escoba,
bombillos y otros objetos. Hirieron sus piernas, pechos y otras partes del
cuerpo.
Con frecuencia escuchaba los
gritos de otras féminas. En una oportunidad metieron en su cuarto a otra muchacha,
esta nueva chica decía que era de Mérida y que no sabía dónde estaba metida, desconocía
por qué estaba allí. Margarita no preguntó mucho, casi siempre estaba
desorientada por las drogas que le suministraban.
Hubo una ocasión en que varias
de las mujeres que estaban allí junto a Margarita intentaron marcharse, se
escucharon gritos y tiros. A una de ellas no la vieron más, por lo que
Margarita presume que la mataron. Mientras huían, ella se dio cuenta que había
un largo pasillo con distintas habitaciones de construcción rústica, cada una con
un candado. Ya fuera de allí se dio cuenta que estaba en una zona boscosa.
Durante ese escape, los malhechores
a cargo, volvieron a capturar a Margarita. Le pegaron, la amenazaron y le
dijeron que debía llamar a su familia para que retirara la denuncia sobre su
desaparición. Tomaron un celular y la obligaron a llamar pero ella estaba tan
aturdida que no podía recordar el número de su madre, se obligaba a sí misma a
recordarlo pero no podía, su mente estaba congelada. El hombre le ponía el arma
en la cabeza y le decía: “más te vale que recuerdes el número porque si no lo
haces, te mato”. Así lo hizo, tanto se esforzó que pudo recordar el número y
darle el recado a su familia, pero luego hubo otra llamada de vuelta donde le
daban la orden al delincuente de soltarla. Y así fue, la subieron a un carro,
la drogaron y la dejaron en un sitio donde su familia pudo ubicar y tenerla en
resguardo.
Continuaron las
investigaciones, las cuales determinaron que Freddy, su antigua pareja, estaba
involucrado en este secuestro y otros más, no solo eso, también se supo que
había estado casado y su esposa estaba desaparecida, tiempo después encontraron
el cadáver de esa mujer. Gracias a la presión de la familia de Margarita fue
capturado, hoy se encuentra preso.
Margarita, luego de un año de terapia
psiquiátrica y luchar contra las ganas de suicidarse, ha podido volver a vivir
con normalidad junto a su nueva familia pero jamás olvidará los dos meses que
pasó secuestrada, violada y torturada, de eso no se curará nunca.
Ahora que leyeron esta historia
de la vida real, ¿Qué tal si la comparten en familia?. Tal vez podamos salvar
vidas y logremos entender que no es normal el machismo, que no tiene que dar
risa que una mujer se dedique a ser manicurista.
Posiblemente consigamos razonar que la violencia contra la mujer está más cerca de nosotros de lo que creemos, muy posiblemente está a la vuelta de la esquina dentro de algún taxi o en una inocente reunión familiar llena de damas y caballeros o detrás de la sonrisa manipuladora de un autodenominado terapeuta familiar que entrevistan en CNNE y que por salir desde un canal informativo internacional se gana la ingenua confianza de los espectadores, quienes llenos de sed de conseguir un lider mesiánico, creen sin análisis alguno en perfectos manipuladores.
Bien vale la pena recordar que no siempre los acosadores tienen el estereotipo que venden las películas o las novelas, casi siempre se espera que los depredadores sexuales sean feos, con cara cortada, tatuajes, cabello grasoso, con defectos físicos, pero lo cierto es que ninguno de estos fenotipos representan por sí solos a personas malas o negativas, no tiene nada que ver. En la vida real, los acosadores pueden ser de aspecto pulcro, con alto poder adquisitivo y vocabulario educado.
Debido a esto, porque las intenciones de una persona no se ven a simple vista, es que debemos abrir bien los ojos, analizar un poco más las situaciones que se nos presentan y sobre todo, aprender a hacerle caso a las señales que se van apareciendo en las relaciones interpersonales. En esta oportunidad la víctima pudo escapar de toda esa pesadilla, pudo avanzar mediante un gran esfuerzo y ayuda psiquiátrica, pero ¿Cuántas no pudieron?, ¿Cúantas mujeres han muerto?... Son voces que ya no existen, como dice la canción: "Si no lo recuerdo, no pasó". Si no lo comentamos, no existirá.
Posiblemente consigamos razonar que la violencia contra la mujer está más cerca de nosotros de lo que creemos, muy posiblemente está a la vuelta de la esquina dentro de algún taxi o en una inocente reunión familiar llena de damas y caballeros o detrás de la sonrisa manipuladora de un autodenominado terapeuta familiar que entrevistan en CNNE y que por salir desde un canal informativo internacional se gana la ingenua confianza de los espectadores, quienes llenos de sed de conseguir un lider mesiánico, creen sin análisis alguno en perfectos manipuladores.
Bien vale la pena recordar que no siempre los acosadores tienen el estereotipo que venden las películas o las novelas, casi siempre se espera que los depredadores sexuales sean feos, con cara cortada, tatuajes, cabello grasoso, con defectos físicos, pero lo cierto es que ninguno de estos fenotipos representan por sí solos a personas malas o negativas, no tiene nada que ver. En la vida real, los acosadores pueden ser de aspecto pulcro, con alto poder adquisitivo y vocabulario educado.
Debido a esto, porque las intenciones de una persona no se ven a simple vista, es que debemos abrir bien los ojos, analizar un poco más las situaciones que se nos presentan y sobre todo, aprender a hacerle caso a las señales que se van apareciendo en las relaciones interpersonales. En esta oportunidad la víctima pudo escapar de toda esa pesadilla, pudo avanzar mediante un gran esfuerzo y ayuda psiquiátrica, pero ¿Cuántas no pudieron?, ¿Cúantas mujeres han muerto?... Son voces que ya no existen, como dice la canción: "Si no lo recuerdo, no pasó". Si no lo comentamos, no existirá.
#OrangeTheWorld |
#MeToo #YoTambién #TimesUp #NiUnaMenos
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