viernes, 17 de marzo de 2017

La niñez venezolana está huérfana de cultura de paz

FOTO: Ministerio de Educación de Argentina


El más reciente informe de la ONG venezolana CECODAP llamado “Somos Noticia 2016”, revela que más de 1000 infantes murieron violentamente en Venezuela durante ese año, también refleja que la violencia entre los jóvenes se incrementó en un 52%, estas son cifras realmente alarmantes. 



Ellos analizaron 18.802 noticias que muestran tal porcentaje. Sin embargo en el caso del suicidio, dichas reseñas no profundizan en las causas que los llevaron a acabar con sus vidas. Comentan: “estos casos deben servir para impulsar una reflexión en la colectividad en torno al ¿Por qué estas situaciones están pasando nuestros niños, niñas y adolescentes en sus hogares, escuelas y comunidades para tomar la decisión de quitarse la vida?”.

Considero que lo primero es reconocer que estamos viviendo en un país tóxico desde todo punto de vista, luego del rápido diagnóstico, es urgente tomar las riendas del futuro próximo de Venezuela, empezando por transformar nuestra mentalidad convirtiendo la rabia o frustración que nos produce tanta negatividad en fuerza de cambio positivo y luego tomar las riendas de nuestros argumentos, dedicarnos a educar efectivamente a nuestros niños desde una perspectiva de cultura de paz con enfoque hacia los derechos humanos. Sí se puede, siempre se va a poder, esto es una lucha constante desde que el mundo es mundo, no es un tema exclusivo de Venezuela por estar en crisis, ha pasado y seguirán pasando los abusos de los derechos humanos, así que para ello debemos prepararnos los adultos para poder darle las herramientas necesarias a los niños de hoy para que en el futuro puedan ejercer su ciudadanía. 

Recordar que ciudadanos informados son menos vulnerables a violaciones de sus derechos.
 
Me pasma la idea de pensar que nuestros niños venezolanos prefieran quitarse la vida que seguir adelante a pesar de los problemas que puedan tener.

Fuente: Diario 2001, Miércoles, 15 de marzo de 2017, pp. 6


Hace varias décadas atrás, en las clases de sociales, mi maestra María Carreño, me enseñó la importancia de los deberes y derechos, sin embargo, fue mi madre la que me enseñó a defenderlos y cumplir con mis deberes. Fue en ese momento donde me di cuenta que la sociedad no es perfecta y que hay que luchar por lo que se quiere.




Referencias buenas y malas las hay, entonces tomemos una buena referencia, la idea de Fernando Savater que dice: “Todo el mundo recibe educación, lo importante es saber de quién la recibe."



Considero que por la misma dinámica tóxica que vive el país, no se están atendiendo las necesidades emocionales de las niñas, niños, madres, padres y representantes, bien interesante sería poner en práctica la inteligencia emocional de la que habla la profesora Anita Yudkin Suliveres, con colaboración entre las escuelas y las familias. Con frecuencia se confunden las prácticas de tolerancia, respeto y crecimiento con dejar pasar las cosas para no complicarnos la vida. Vuelvo a decirlo, se confunde la paz con sumisión, lo que hace que algunos entren en una pasividad abismal, en la llamada cultura de descarte.




Me gusta una de las características que menciona la profesora Anita: “Desaprender la guerra”, reevaluando quienes son los héroes de los más pequeños y qué valores fomentan ante el público.

Dejo esta frase a manera de reflexión: “Condenando el presente de los niños venezolanos, comprometemos el futuro de Venezuela”

KAM

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