lunes, 3 de octubre de 2016

Colombia y el mundo sí quieren paz, pero no de esa manera


Colombia y el mundo sí quieren paz, pero no de esa manera

- El NO, no es la declaración de guerra. Debe ser entendido como la expresión democrática de un grupo de personas que no están de acuerdo con las condiciones del tratado pero sí desean la concordia.

- El SI no es la paz absoluta. La paz se trabaja sistemáticamente sin manipulaciones ni intenciones ocultas que favorezcan a algunos y excluyan a otros.



- No ganó Uribe, ni perdió Santos. Esto no es una competencia de personajes políticos. Colombia no es sólo Uribe y Santos. No se trata de una pelea de boxeo para ver quien pega más duro, es un tema muy amplio que implica emociones, acciones, compromisos y responsabilidades de toda la sociedad.

- No me parece prudente estigmatizar a quienes votaron que sí o que votaron no. Cada quien sabe por qué lo hizo y aunque parezca paradójico, todos lo hicieron por la paz desde distintas perspectivas.

- El perdón es una decisión propia de cada quien, no se puede obligar a nadie a sentir lo que no siente. Es un proceso interior, pero no mágico, implica muchos aspectos. No siente igual la víctima que el victimario y mucho menos siente igual aquel que no ha vivido la experiencia de perder un familiar en las circunstancias que ya sabemos.

- Quien ya ha perdonado, pues muy bien. Es un gran paso adelante. Sin embargo, no da derecho a juzgar a los que aún no han podido perdonar. Más bien deben dedicarse a acompañar a los dolidos sin acosarlos ni manipularlos.

- Yo escucho lo que dicen las FARC pero no pierdo el foco de mis convicciones. Recomiendo hacerlo, no creo en lágrimas de cocodrilo pero escucho para tener buena perspectiva y poder hacer análisis. Obviamente en su primera declaración luego del plebiscito expresan molestia por quienes votaron que NO, o más bien, por quienes lo defendieron. Eso dice mucho, hay que leer entre líneas y seguir trabajando el tema de limar asperezas y concordar en ideas.

Las FARC dijeron en su comunicado que: "lamentan profundamente que el poder destructivo de los que siembran odio y rencor haya influido en la opinión de la población colombiana", sin embargo, luego reafirmaron el cese al fuego bilateral definitivo. Eso también es importante considerarlo como algo positivo.

 - Queda en evidencia real y contabilizada que Colombia está dividida, el márgen entre SI y NO es estrecho. También merece la pena ver la abstención que igualmente lanza un mensaje, todo comunica. Atentos a estos datos para que no se conviertan en una radicalización de las partes en el país.

- Venezuela no es Colombia, ni Colombia es Venezuela, aunque somos tierras hermanas y tenemos muchas semejanzas, pues, ha quedado muy claro que allá hay mayor cultura política, tienen distinta perspectiva a la nuestra, años luz. Reinó el respeto a pesar de las diferencias. 

Por otra parte, es doloroso escuchar o leer de colombianos que "no se quieren parecer a nosotros los venezolanos" cuando en realidad muchos de los carteles mexicanos y colombianos han sido integrados a Venezuela desde su país y ahora tienen un gran poder aquí en Venezuela con la ayuda del comunismo. Ojo, no se trata de culparlos sino de establecer responsabilidades y consecuencias de los actos cometidos, además, bien que se ha permitido en mi país que esto suceda. ¿Entonces? Mejor evitar comentarios odiosos y unirnos para trabajar por la paz, porque la paz no es sumisión ante el enemigo, es organizarnos con estrategias que nos lleven a alcanzar objetivos en común apoyados en principios  democráticos y legalmente justos para la mayoría.

Resulta un buen ejercicio ver o escuchar testimonios de ambas partes para hacer análisis profundos y dejar de comentar en redes sociales tonterías que no aportan nada a la humanidad. Hay víctimas de atentados, víctimas de familiares desaparecidos, son distintas vivencias. Muchos han pasado ya su duelo, otros aún no han podido porque nadie les ha dado respuestas. 

Durante la discusión del tratado asistieron varias víctimas pero también hubo otro gran grupo que no  participó en Cuba, ellos mismos señalan que no se lo permitieron.

Es una situación compleja que no debe juzgarse como si fuera un juego entre buenos y malos o como si fuera una carrera de caballos en el hipódromo. Hay que tener respeto por todos los colombianos, bastante que han sufrido, merecen consideración como seres humanos que son.
Cincuenta años de dolor no se pueden disolver en un día votando por un SÍ o por un NO. Si bien es cierto que puede ser un inicio, no es un todo. 

El mensaje fue contundente, y da dos señales importantes; Una: Colombia está dividida, tiene dudas, eso lo demuestran las cifras. Dos: la ventaja del NO indica que gran parte de los que se expresaron desean un proceso de paz sin impunidad, con reglas claras, justicia y apego a la legalidad.
Esas dudas, considero que están basadas en las condenas cortas y flexibles de la llamada justicia transicional planteada en el tratado; la participación política de las FARC con ventaja para obtener posiciones de poder y los altos costos monetarios que asumiría el país a futuro a través del gobierno para apoyar los convenios establecidos con los revolucionarios durante las discusiones en La Habana.



Considero que es válido tomarse un tiempo para pensar lo que va a pasar con los desmovilizados, ¿tendrán oportunidad de hacer una nueva vida sin señalamientos ni persecuciones?, ¿serán perdonados por la sociedad?,  ¿serán asesinados como algunos otros? Ojalá que esta decisión del 2 de octubre sirva para bien. La vida sigue, no se detiene, pase lo que pase... por eso es importante plantearse el trabajo social y ciudadano con relación a este tema que no acaba con la realización de un plebiscito.
Las realidades siguen allí latentes, todos y cada uno de los implicados son un torbellino de emociones, de secuelas, de incertidumbres, motivaciones y desmotivaciones.

Reflexión y más reflexión es lo que queda para que se traduzca en acción necesaria para un verdadero cambio, no se puede llevar la existencia como si fuera cualquier cosa. Hay que vivir la vida a plenitud pero con conciencia, solo así tendremos paz en nuestros corazones.

Bien lo ha dicho Tushar Gandhi, bisnieto de Mahatma Gandhi, en su visita a Catia, en Venezuela: "La travesía de la paz, es un camino de aprendizaje". Es que mientras más violencia exista, más tenemos que trabajar por la paz, palabra preciosa que merece ser transformada en acciones individuales y colectivas.

KAM
 

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