lunes, 21 de octubre de 2019

Fronteras: Historias de los que huyen


En Venezuela, no hubo un desastre natural ni una guerra entre dos bandos armados. En nuestro país, la catástrofe se generó por las pésimas decisiones políticas, tomadas desde el poder gubernamental desde el año 1999 o quizás antes, es decir, ha sido una tragedia causada por el ser humano pero en términos políticos. Es un campo de batalla de ideologías y extremismos en el reino del socialismo del siglo XXI.


FOTO: Karla Ávila M.

Parece una especie de guerra moderna entre los corruptos y los más corruptos; un sinfín de carencias y violaciones a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA); una decadente calidad de vida perpetuada en el tiempo, que hace que quienes sobreviven en Venezuela se vean obligados a migrar forzosamente.

Es allí, en esa encrucijada de sentimientos, emociones, raciocinios, obsesiones, leyes y costumbres, que se abre el debate: ¿Son los migrantes venezolanos personas con necesidad de protección internacional?, quienes migran forzosamente de Venezuela a otros países ¿Deberían tener el estatus de refugiados en los países receptores?

La opinión pública usa ambos términos; los de: refugiado y migrante, como si se tratara de lo mismo, pero si nos remitimos estrictamente a la definición de refugiado según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) del 14 de diciembre de 1950, dice lo siguiente: “Cualquier persona que, como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1º de enero de 1951 y debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad u opinión política, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores o de razones que no sean de mera conveniencia personal, no quiera acogerse a la protección de ese país o que por carecer de nacionalidad y estar fuera del país donde antes tenía su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores o de razones que no sean de mera conveniencia personal, no quiera regresar a él.”

Mientras que el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas se refiere a migrante como: “alguien que ha residido en un país extranjero durante más de un año independientemente de las causas de su traslado, voluntario o involuntario, o de los medios utilizados, legales u otros.”


Folleto de ACNUR en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.


Al no existir una definición jurídicamente convenida internacionalmente, es entonces cuando se desata el debate entre países con migración forzada y países receptores de dichos migrantes, personas que en su mayoría escapan de regímenes que violan sus derechos, por lo que se ven obligados a salir del territorio para poder sobrevivir en otras naciones.

Sin embargo, debido al deterioro de la situación política, económica, de derechos humanos, y humanitaria por la que pasa Venezuela, ACNUR emitió una nota actualizada el 21 de mayo de 2019, donde expresa que: “La mayoría de las personas que huyen de Venezuela necesitan protección como refugiadas. ACNUR reitera su llamado a los Estados para que permitan el acceso de los venezolanos y venezolanas a su territorio y la provisión de protección y estándares adecuados, destacando la necesidad fundamental de seguridad y libertad de las personas que se ven obligadas a huir para salvar sus vidas.”, lo que ha generado una álgida disputa a nivel suramericano en cuanto a dar dicho estatus o no, a quienes salen de Venezuela en condiciones que asfixian la dignidad humana.

Esas condiciones son las que hacen a los venezolanos aún más vulnerables que cualquier migrante que decide irse voluntariamente por un mejor bienestar y no porque huyen de un Estado opresor que no garantiza la vida.

Al respeto, el abogado Alí Daniels, director del Observatorio “Acceso a la Justicia, comenta lo siguiente: “El derecho internacional asiste al caso venezolano, obviamente distinguiendo lo que es migrante y lo que es un refugiado, efectivamente el migrante cambia lugar de residencia a otro país por razones de mejoramiento personal, económicas o las que sea, esas no son personas refugiadas sino personas que están sujetas a las leyes de migración de los países que los reciben. Hay venezolanos que están en ese caso pero son la minoría de los que se van a vivir a otros países.

El tema está en la condición de refugio de la convención del año 1953, allí dice que toda persona es refugiada si huye de su país por razones de raza, religión, etcétera. Entonces una persona que se está muriendo de hambre en Venezuela o no tiene medicinas, o alguien que no tiene como sostener económicamente a su familia, por lógica se presume que no se está persiguiendo, por lo tanto no le correspondería el trato de refugiado.

No obstante, el convenio de refugio no es el único instrumento internacional que existe, también está la Declaración de Cartagena la cual no se estableció como un tratado, así que desde el punto de vista jurídico es ahí donde comienzan los problemas porque es una simple declaración. En el caso de esa declaración, se hizo sobre todo para poder darle un lugar ciertos migrantes, se forjó para acoger migrantes argentinos y chilenos, donde no se podía decir que esa persona en particular estaba siendo perseguida, entonces para no tener que estar yendo caso por caso, por ejemplo, si una persona decía que venía de un país donde habían graves violaciones a los derechos humanos, pues, no tenía que evaluarse caso por caso, de ese modo hacer paralelismo con la convención de refugio, por ejemplo, en el caso de Siria, Europa no discute si las personas que huyen de Siria son refugiados o no, porque están en un país en guerra, entonces, al estar en un país en guerra ya no hay necesidad de probar a cada persona individualmente.”


Folleto de ACNUR en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.


En Ciudad Guayana, el Centro de Investigaciones para la educación, la productividad y la vida (CIEPV), organizó un taller de capacitación dirigido a periodistas, locutores y trabajadores relacionados con medios de comunicación para enseñar técnicas de abordaje a estos temas sociales; en el caso particular de cobertura de casos de Personas con Necesidad de Protección Internacional (PNPI) para comprender la parte racional y emocional de lo que se observa ante la realidad de personas vulnerables, mediante delimitaciones del contexto, la elaboración de hipótesis lo más cercanas a la realidad y finalmente tener congruencia entre lo que se dice y lo que se ve, de ese modo, presentar un periodismo más humano y menos mecánico.


Material informativo sobre refugiados. 
FOTO: Karla Ávila M.


La periodista investigadora, Kristy López, comenta al respecto: “No debemos perder la capacidad de asombro. Toda pieza de periodismo es una edición de la realidad, la verdad duele, cuesta; ubicar la verdad exige un esfuerzo para el matiz. Cuando se aborda a una víctima para una entrevista, hay dejarla que cuente su historia, se debe desarrollar una exploración o intercambio, para ello debemos escuchar sin interrumpir, también saber hacer las preguntas adecuadas en el momento oportuno. Es importante fijarse en la congruencia con lo verbal y lo no verbal.”
Kristy López explica técnicas de abordaje periodístico. FOTO: Karla Ávila M.


Por otro lado, la periodista Adriana Adrián, hizo referencia a lo siguiente: “Ante la cobertura de temas sociales, debemos comprender que estamos ante personas vulnerables que merecen un tratamiento especial. Es por ello muy significativo en estos casos, el respeto y entendimiento hacia las víctimas, eso es fomentar la cultura de paz a través del periodismo.” Asimismo destacó las diferencias entre Personas con Necesidad de Protección Internacional (PNPI), refugiados y migrantes o desplazados. 

Información suministrada en el taller sobre cobertura de casos de Personas con Necesidad de Protección Internacional (PNPI). FOTO: Karla Ávila M.



Participantes del taller sobre cobertura de casos de Personas con Necesidad de Protección Internacional (PNPI). FOTO: Cortesía UCAB Guayana.

Otra de las aristas de esta problemática es la carencia económica, lo que  sirve como anzuelo de criminales organizados para captar a mujeres, adolescentes y niñas, lo que ubica a las venezolanas como migrantes en mayor vulnerabilidad y riesgo de ser captadas, trasladadas, explotadas sexual y  laboralmente, como también una posible mendicidad forzada en tierras extranjeras. 

La abogada, Dorennys Angulo, directora de la Organización Éxodo, señala a Colombia, México y España como los países que lideran la lista de principales puntos para atraer venezolanas que luego serían víctimas de explotación sexual.


Folleto de ACNUR en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.


“En primer lugar son vulnerables en los contextos migratorios en la medida en que pueden ser víctimas de abusos, acosos, violencia sexual, cosa que aún cuando los hombres también podrían ser víctimas de acoso o abuso sexual, las mujeres lo son en su mayoría porque estos abusos provienen generalmente por parte de los cuerpos de seguridad que son quienes pueden permitirles o negarles al acceso a los países receptores, y los cuerpos de seguridad están en su mayoría ocupados por hombres, entonces las mujeres somos más susceptibles, en cuanto, no tenemos el poder que tienen estos hombres para permitir el acceso de esas mujeres a dichos territorios, o como se trata de que las políticas migratorias son absolutamente discrecionales y nuevamente, quienes ejercen y ejecutan estas políticas son estos hombres, entonces las mujeres por patrones de género nos vemos en una situación de ser mayor susceptibles; teniendo o no teniendo los papeles en regla, porque el funcionario tiene tal potestad que puede exigir a cambio alguna situación de abuso sexual por el hecho de ser mujer.

En contextos migratorios masivos, pues, es una posibilidad, es un riesgo, porque ante tantas personas, existe menos control frente a la actuación de los funcionarios. ¿Requieren estas personas ser tratadas como PNPI? Pues depende, porque si una mujer migra hacia otra patria, una de las posibilidades por las que migre hacia ese otro país es que ella esté tratando de resguardar su vida producto de que en su nación de origen, ella está sufriendo situaciones de violencia de género que la han llevado a que por ejemplo, habiendo agotado los recursos internos, como lo son: poner la denuncia, recibir medidas de protección y todo lo demás, aún así sentir que su vida corre peligro por parte de su agresor y decidir tomar la vía de irse a otro país para resguardar su vida, en ese caso particular, la mujer por razones de violencia de género tiene necesidad de recibir una protección internacional en ese otro país porque la razón que la motiva a migrar es una razón que viene originada por el hecho de ella ser mujer.


Folleto del Grupo Social CESAP en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.

Del resto, si es una mujer y se encuentra en situaciones que por ejemplo, no huye por violencia de género pero se encuentra embarazada o se encuentra en situación de salud complicada, aplica a una protección internacional pero los motivos por los cuales está aplicando son distintos al caso anterior, allí tendrían que ver con razones humanitarias, tiene que ver con otro tipo de motivación para la cual la persona se anima a emprender el proceso migratorio.

En situaciones de los contextos migratorios y migración forzada hemos evidenciado que se potencian los casos donde hay flujos migratorios mixtos, donde dentro de la frontera pueden estar concurriendo personas con distintos perfiles migratorios, entre ellos, personas refugiadas, migrantes por situaciones de salud muy complicadas, mujeres embarazadas, todas estas que describimos anteriormente se presentan en los contextos migratorios masivos y que es ciertamente complicado determinar cual es el perfil de cada una, sin embargo se han hecho grandes esfuerzos a partir de las acciones que han tomado muchas agencias de Naciones Unidas y Organizaciones Internacionales que están atendiendo a esta población para que continúen su camino, sobre todo los que atraviesan países por vía terrestre o marítima, para poder atender las situaciones de emergencia, simplemente darles la comida, cobijo y resguardo para que continúen el viaje.

Esto lo vi en Ecuador, con UNICEF, HIAS, ACNUR, recibían a las personas en una carpa, les daban comida, abrigo, mantas para el frío, porque las personas iban sin información del clima, sin información de los documentos que debían poseer, de las distintas regulaciones, de los permisos para trabajo o de los antecedentes penales, de un montón de requisitos que tenían que tener a mano, personas que se enfrentaban a una situación sin poseer absolutamente nada, en algunos casos, apenas con un morral con poca ropa. Es lo que hemos podido evidenciar.
Angelina Jolie / Folleto de ACNUR en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.
Por supuesto, ante todo este cúmulo de situaciones de necesidad y vulnerabilidad las redes de trata tienen el ojo puesto en estas personas que migran porque es perfecto para venderse como la gran solución a esos problemas, ofreciendo oportunidades para pasar las fronteras fácilmente, posibilidades de conseguir papeles, conseguir cualquier cosa que les haga falta y los venezolanos somos propensos a que otras personas nos solucionen los problemas; que si hacer trámites con gestores, a dar esa confianza absoluta de darle los papeles a alguien para que se lo solucione, y en esto hay que tener mucho cuidado con las redes de trata que han estudiado su mercado, que cuentan con poderío económico y que están al acecho de buscar personas.
Folleto de ACNUR en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.


Entonces, este contexto es un nicho de mercado o una situación idónea que se le presenta a esas redes muy favorable para captar personas de la nacionalidad venezolana, es por ello que hay que poner especial atención en los factores de prevención para que la gente, si va a viajar, tenga al menos la previsión de tomar la mayoría de documentos que pueda llevarse en regla.

Es decir, tener la mayoría de elementos que sirvan para tener información de dónde acudir, cómo deben estar identificados los funcionarios, qué deben hacer en casos de emergencias, a quién pueden llamar, dónde se encuentran las embajadas de sus países en caso que tengan que hacer alguna reclamación o en caso que algunos de los funcionarios los atiendan mal, la ubicación de las oficinas en las que puedan poner las denuncias respectivas, por supuesto a la hora de necesitar atención inmediata, poder ubicar la Cruz Roja, dónde se encuentra algún elemento que le pueda atender sin discriminación, sin importar que sea venezolano o no.

En conclusión, un buen manejo de la información necesaria para evitar la vulnerabilidad o disminuir las situaciones de vulnerabilidad en las que se encuentran muchas personas que viajan en desconocimiento de sus deberes, derechos y factores de protección.”


Folleto de ACNUR en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.


Hay procesos en los que las mujeres requieren de protección internacional, es en el caso de las mujeres emparentadas con hombres perseguidos por razones políticas, en circunstancias de amenazas, por ejemplo, de no conseguir al objetivo principal que es el hombre, utilizan a la familia, en particular a las mujeres cercanas a él, visto como un territorio de venganza, bajo ese contexto, estaría ligado a razones de género, usan el cuerpo de la mujer, como venganza o retaliación frente a determinadas situaciones. Esta sería otra de las formas de persecución que ameritarían una respuesta internacional de protección, que en teoría viene ocasionada por violencia de género, pero esta violencia de género viene originada por el hecho de tener parentesco con personajes políticos.

De ahí la relevancia de proyectos como los de la ONG Éxodo, son importantes, ya que su enfoque hacia el respeto a los derechos humanos, no solo busca disminuir la violencia contra la mujer, también ayuda a combatir la esclavitud moderna disfrazada de espejismos de oportunidades fáciles para la mejorar situación económica de mujeres, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad.


Folleto de ACNUR en Venezuela. FOTO: Karla Ávila M.

Igualmente lo demuestra Irene Coello, quien fue gerente de Programas de la embajada británica en Venezuela; ya se han sumado unos 60 países con la idea que los Estados hagan todo lo que está a su alcance para erradicar estos flagelos a nivel mundial. Lo que decir entonces, que es un tema de interés mundial ya que traspasa las fronteras.

Es por ello que el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana, entre otras organizaciones de la sociedad civil, activistas y defensores, posicionaron la etiqueta #NoSonMigrantes con el fin de abrir el debate en redes sociales y crear conciencia en relación a los venezolanos que se ven forzados a irse del país.

Para culminar, un pensamiento personal; en realidad, los gobiernos no serían tan poderosos si existiera más y mejor educación en Derechos Humanos. Menos educación se traduce en mayor ignorancia y en consecuencia, las esferas de poder totalitario tienen mayor alcance sobre ciudadanos que desconocen sus deberes y derechos.


FOTO: Karla Ávila M.



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